Identidad y estrategia de los movimientos sociales
25 dic 2018
Raúl Pino-Ichazo Terrazas
Existe una dicotomía entre el paradigma de los movimientos sociales y el paradigma de la movilización de recursos, aunque ambas posiciones coadyuvaron a que la diferencia entre estas concepciones sociales-culturales y estratégicas quedara más diáfana.
Los grupos, inspirados por el paradigma de los nuevos movimientos sociales, se identifican con una proclividad hacia la identidad y los segundos grupos, hacia las estrategias. El debate evidencia que ambas tendencias intentan exponer sus contenidos y dimensiones, así como sus fortalezas y debilidades.
Es importante conocer el génesis de estos movimientos, así, el paradigma de la movilización de recursos fue desarrollado en el ámbito anglosajón como una respuesta crítica a la tradición socio-psicológica enfocada "en grietas y valores como respuestas rápidas a un cambio social y desorganización social". Fundamentalmente la crítica reposa en la base intelectual e individualista y la asumida irracionalidad en la conducta de los actores sociales.
Estos enfoques teóricos fueron considerados por la crítica como sesgos que impedían ver en el conflicto y la racionalidad, los asuntos que había imprescindiblemente que comprender.
Cuando la crisis y la frustración asumen un carácter de incontrolable, no es extraño que conduzca a una reacción de las masas, que puede eventualmente decantar en insospechados resultados, naturalmente caóticos y desenfrenados. Hoy la concepción de los nuevos movimientos sociales sostiene el paradigma contestario, cuyo origen se registra en Europa y la intención está focalizada en discutir civilizadamente las relaciones que producen los cambios estatales y de la sociedad en su estructura y en la necesidad de preservar y defender las identidades y autonomías, reconstruyéndolas.
En este marco el paradigma ideal plantea la comprensión de los movimientos sociales como reacciones culturales y simbólicamente significativas en contra de nuevas etapas de burocratización, de vigilancia estatal que es altamente denigratoria en una democracia y la tecnificación de las sociedades. Con ello se logró una recuperación vigorosa de la conciencia de pertenencia y el fortalecimiento de la identidad, sobre todo de la colectiva.
Además, como puntos vitales se generan, por estas actitudes conscientes, procesos de fortalecimiento de la autoestima, de los valores políticos-culturales y, a nivel de la sociedad civil, se cuestionan con fundamentos de alto valor civilizatorio los patrones discriminatorios heredados sobre derechos, género e igualdad.
Entonces, bajo esa lógica, se puede concluir que los movimientos sociales son imprescindibles cuando actúan bajo los paradigmas descritos.
(*) Abogado, posgrados en Filosofía y Ciencia Política, Alta Gerencia para abogados, Arbitraje y Conciliación, Derecho Aeronáutico, Interculturalidad y Educación Superior, doctor honoris causa con tesis aprobada
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