Viernes 21 de diciembre de 2018
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Catavi, promediaban las 10 de la mañana del 21 de diciembre de 1942, una multitud de mineros a cuya cabeza estaban mujeres y niños que se dirigÃan a la gerencia de la empresa empuñando nada más que sus exigencias laborables han sido ametrallados a quemarropa, y la primera en caer "de los que pedÃamos pan" era "una anciana que llevaba la bandera nacional... esa anciana era MarÃa Barzola", según relata el compañero Gaspar y recogida por Guillermo Lora.
Cómo no sostener nuevamente que los mineros bolivianos se han constituido en la columna vertebral del movimiento obrero-popular de América Latina, la clase más lúcida del Siglo XX.
Casi todas sus jomadas de demandas laborales y sociales han sido ensangrentadas, muchos de sus dirigentes perseguidos, encarcelados, exiliados, torturados y asesinados, pero nunca lograron acallar la voz libertaria pronunciada en los solidarios laberintos de los socavones radiantes de utopÃa.
AsÃ, de los pliegos petitorios o de la escala móvil de salarios pasaron a la demanda de la creación de una Universidad Obrera (hoy la Universidad Nacional "Siglo XX") que acompañe el desarrollo de aquellas polÃticas mineras pensadas y escritas en los gloriosos Congresos de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) llevados a cabo en los distintos centros mineros, denominadas tesis polÃticas que, entre la más revolucionaria, se tiene a la Tesis de Pulacayo (1946).