Reconciliación, paz y democracia

Con el respeto que se merecen los bolivianos, los que estamos inmersos en cotidianas labores de prensa, dejamos constancia de no dar el brazo a torcer frente a la arremetida de fracciones del MAS que piden "borrar de la faz de la Tierra a los periodistas" para seguir gobernando a sus anchas, guiados por un esquema populista que sella y pone freno a la libre expresión.

La postura de este grupo de políticos no hace otra cosa que violar el artículo 21 de la CPE que en su inciso quinto señala; "Los bolivianos y bolivianas tienen derecho a expresar y difundir libremente pensamientos u opiniones por cualquier medio de comunicación de forma oral, escrita o visual, individual o colectiva.

Frente a esa arbitrariedad, los periodistas tenemos la firme convicción de no tirar la toalla en defensa de la profesión y el pueblo, rechazando el criterio totalitario de suprimir medios de comunicación que no se subordinen a los postulados de un régimen que viene quebrantando los derechos ciudadanos.

En ese contexto nos identificamos con la apreciación de la revista Time al señalar que los periodistas sufren en carne propia una "guerra contra la verdad" que se libra ante regímenes autoritarios.

Destacados profesionales de la rama informática fueron declarados "Personas del Año 2018" y reconocidos como "Guardianes de la Libertad de Prensa" porque pagaron un terrible precio por encarar los desafíos de aquellos que se creen superdotados para dominar el mundo cometiendo una serie de irregularidades siendo el caso más patético el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi en Turquía.

Tomando en cuenta ese antecedente, aquí en Bolivia preocupa la existencia de una predisposición de que ocurra lo mismo al prohibir difundir informaciones sin previa autorización de quienes ostentan cargos de privilegio, los mismos que actúan como robots, obedeciendo a los que administran el poder.

Esa situación demuestra que lo político está por encima de todo y, por tanto, los periodistas que somos parte del pueblo, estamos junto a ellos en la creencia de haber llegado el momento de actuar con firmeza para evitar que se siga transgrediendo las reglas constitucionales que están arruinando moral y económicamente la omnipotencia de la Patria.

Por ello se debe emprender una tarea para forjar una auténtica reconciliación nacional que nos permita vivir en paz y democracia, aspecto que será convalidado el próximo año cuando emitamos nuestro voto eligiendo a un nuevo mandatario que nos lleve a recuperar los derechos reconocidos por la Constitución, los cuales, son inviolables.