Siempre se calificó de justo y legÃtimo lo que fue ordenado por la ley; tal es la esencia de la justicia y su antinomia es la estructuración de la corrupción y que los contenciosos jurÃdicos no se conduzcan según el estricto procedimiento, pues la mayorÃa de los que imparten justicia ya tienen el alma corrompida por el mercado de influencias y prebendas, las cuales no se animan a rechazar dignamente por la pasión de la codicia, reservándose, con esa actitud, el condigno castigo para el futuro.
¡Protejamos a la mujer, el ser más importante de la creación!
La causalidad de esta situación tiene sustrato en los fiscales que no realizan esta inderogable obligación sino que buscan rápidamente imputar para que se inicie el contencioso y en los jueces diletantes que coadyuvan tales acciones: entonces, no son fiscales en el sentido estricto de la acepción que tiene su origen etimológico en la fiscalización que, en la práctica, es abstraer, dividir los hechos y analizarlos uno a uno hasta estar convencidos de la veracidad, es decir, realizar la separación mental de las circunstancias del hecho y sus relaciones con los objetos; de esta forma inteligente se estructura la separación como el resultado, y en este proceso es imprescindible que el fiscal haga caso omiso de las posibilidades subjetivas del ser humano.
No sucede esta situación ideal para la justicia en Bolivia pues los fiscales sólo visualizan como objetivo inmediato la imputación, a sabiendas que no se ha realizado prolijamente todo el proceso obligatorio que se detalla. AhÃ, casi con certeza meridiana, reside la injusticia en la justicia.
La pertenencia inherente a la justicia que debe demostrar todo juez en sus juicios y resoluciones, y si son realmente hombres de bien y se consagran a la práctica de la virtud de aplicar la norma jurÃdica en su correcta interpretación, seguirán diligentemente todo lo que prescriben nÃtida y perceptiblemente los condicionantes de la lógica jurÃdica formal: estudiar exhaustivamente, examinar uno por uno los hechos, fundamentar con pruebas para cada hecho y sistematizar con reglas la norma jurÃdica.
Una práctica cotidiana y disciplinada que hará vivir a los jueces con un sentido de pertenencia, ejercicio de la justicia, es la conciencia moral y su proceso que es inevitable en todo ser humano; con ello esta clase de jueces ideales, pero a todas luces posibles, preferirán inquebrantablemente sufrir una injusticia antes de hacerla, asà no solo es una aspiración teleológica parecer un hombre de bien sino serlo en realidad tanto en público como en privado.
Por ello, si el Derecho constituye el orden de la comunidad es tarea de la justicia tenerlo a salvo y restablecerlo cuando no forman una ordenación verdadera e idónea de la justicia. Esto último sucede en la actualidad en nuestro paÃs por la pereza o falta de conocimiento jurÃdico de los asambleÃstas que no incorporan, como una obligación inderogable, las diferentes modificaciones modernas que se crean en los diferentes códigos sustantivos, precisamente por la presión de las sociedades modernas y de la juventud.
(*) Abogado, postgrados en Arbitraje y Conciliación, Interculturalidad y Educación Superior Alta Gerencia para abogados, Derecho Aeronáutico, FilosofÃa y Ciencia PolÃtica, doctor honoris causa (IWA-Cambridge University USA)
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