Domingo 16 de diciembre de 2018
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El teatro, más que ningún otro género literario, está Ãntimamente ligado al termómetro económico de un pueblo, puesto que esta literatura no sólo debe ser publicada, sino también representada, actividades casi prohibitivas en Bolivia en los últimos tiempos debido a las fluctuaciones en el mundo de los negocios.
Por otra parte, los actores no pueden llegar a su profesionalización, ya que no cuentan con el apoyo económico del público.
El poco capital con el que se trabaja se traduce en la falta de utilerÃa necesaria para escenificar obras de corte moderno, las que son representadas en teatros desesperantemente anacrónicos, razón por la cual los espectáculos adquieren de improviso una calidad de amateur.
De la trÃada dramática -dramaturgo, actores y público-, el teatro boliviano no cuenta hoy dÃa con un sólido número de dramaturgos que escriban asiduamente. Por ejemplo, entre una y otra obra de Calabi y de Gastón Suárez media más de una década, y ellos representan el futuro del teatro boliviano.
Francovich, por su edad, quizá haya publicado su último volumen de teatro. Salmón y Botelho Gosálvez hace tiempo que abandonaron el teatro para dedicarse a otras actividades.