Redes sofisticadas de distribución de drogas

Los narcotraficantes no dan respiro a las sociedades que aspiran, por el bien de su descendencia, un decremento de la acción de comercialización de drogas. Lamentablemente no es así, ahora, con la aparición del darknet (redes clandestinas de internet), la obtención de drogas por los consumidores, posibles adictos y curiosos por experimentarlas, ya no se realiza en las esquinas alejadas y oscuras de calles del mundo, en locales de dudosa reputación y hasta en taxis donde se consuman las transacciones. Los hackers han inventado una red clandestina de internet mediante la cual, con el condicionante cumplido del anonimato que exige la propia red clandestina, se pueden obtener todo tipo de drogas, desde las producidas químicamente hasta las provenientes del reino vegetal. Se obtiene envíos en paquetes insospechados en su contenido, cuya frecuencia y volumen estructura una verdadera red de envíos, con solicitud y pago por internet (darknet).

También han establecido con el Bitcoin, una forma de pago por internet creado por los hackers y que no necesita banco; por esa poderosa razón es que las transacciones para envío de drogas se facilitan y no dejan prácticamente rastro para las indagaciones de los departamentos de policía del mundo.

Alarma y consterna la indiferencia que poco a poco se enraíza en las sociedades del mundo respecto a las consecuencias del consumo de las diferentes drogas, su accionar, y el perfeccionamiento de las redes de distribución, como lo anotábamos líneas arriba, que no tiene límite para la imaginación morbosa y criminal pues es un crimen incitar al consumo y a la adicción.

En Europa no es un secreto que varios países han introducido legalmente el tratamiento y la provisión directa de drogas para controlar con supervisores estatales la satisfacción del adicto y la ansiedad por determinada dosis, a través de un sustituto químico. Este esfuerzo no es suficiente, pues no circunscribe el problema ni se extrae de la sociedad, sólo acuden los que desean liberarse de ese submundo y regresar a la normalidad.

Se intenta constantemente crear normas y formulas desde el punto de vista del legislador y del funcionario legal, para justificar que se trabaja en esta degradación de la humanidad. Los propios entendidos en la materia como juristas, políticos, médicos y académicos, no han podido encontrar una solución al problema, por el momento transformada en una aspiración nihilista, pues los factores culturales, económicos y consumistas diferencian nítidamente a las sociedades, lo cual es un impedimento para la solución final, como lo fue en su tiempo la penicilina para los diferentes cocos.

No es apocalíptico pensar seriamente que si Europa no puede, con millonarias inversiones, lograr la erradicación del consumo, la adicción y la represión efectiva a las redes de distribución de drogas, la dimensión que asume en nuestro país y en Latinoamérica el terrorífico submundo de las drogas.

(*) Abogado, posgrado en Educación Superior e Interculturalidad, autor del libro "Adiós a las drogas y la adicción", tercera edición, 2017 en editorial Argenta, Buenos Aires, Argentina, escritor