Viernes 14 de diciembre de 2018
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Durante toda una gestión la interrogante fue la misma ¿Qué pasa en Comibol?, tan recurrente que se volvió parte de cualquier consulta u observación a la actividad minera del paÃs, especialmente la dependiente del Estado, por ser la más sensible a los embates generados por la competencia externa, en materia de precios internacionales o una abierta competencia de entidades mineras nacionales de paÃses vecinos.
Para completar el concepto, la pregunta fue: ¿Qué hacen con la Corporación Minera de Bolivia? y durante mucho tiempo, surgieron variedad de respuestas por parte de más de tres, entre últimos "presidentes" de la Comibol, que hablaron bastante de las condiciones de la empresa, admitieron su inutilidad, prometieron cambiarla y hacerla productiva, pero aquà estamos casi a fines de otro año y la estatal minera, manteniendo su estructura administrativa burocrática y poco eficiente como para encarar la deseada "REACTIVACIÃ?N", asà con mayúsculas de la minerÃa y metalurgia del paÃs.
Varios ejecutivos con cargo de "presidentes", pasaron por la inoperante Comibol, estuvieron en la alta situación ex jerarcas del sector minero estatal, algunos pasaron por el ministerio del ramo, otros cumplieron tareas como "directores", se quedaron buen tiempo, algunos permanecen, como dijo algún experto, anquilosados en un similar esquema operativo.
No faltó la criticada idea de "refundar" la Comibol y hasta se mencionó una nueva asignación de su razón social, aun sabiendo que ese trámite altamente burocrático le hubiese cambiado el nombre, pero no su sentido operativo, por lo mismo la propuesta válida y que se mantiene en tratamiento es la de "reestructurar" la Comibol y convertirla en una entidad que ponga y sostenga nuevos emprendimientos mineros y modernice los actuales, preparándolos para el salto a la industrialización de todos nuestros concentrados mineros. Esa tendrÃa que ser la razón de existir de una Comibol al servicio de los intereses nacionales.