Mercadería china invade comercio

Como no sucedió en años anteriores, en el presente realmente hay que tomar el asunto como viene y es fácil hablar de una invasión, considerando que casi el 90 por ciento de variada mercadería en los mercados nacionales, es procedente de China, en esta temporada con un altísimo porcentaje de juguetes que por supuesto son la atracción de los compradores más jóvenes.

Por el movimiento de importación de mercadería china de manera directa por grupos de comerciantes mayoristas, hay que suponer que las cantidades que adquieren no son simples embarques de algunas docenas de productos, los datos señalan que se trata de miles de productos y hasta se puede hablar de millones de dólares haciendo una sumatoria de lo mucho que se compra en el país asiático y que se introduce a nuestro país por la vía legal.

Datos proporcionados por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), revelan que en el año presente la importación de juguetes se multiplicó por cinco al pasar entre la gestión 2007 a la del año 2017 de 10 millones a 50 millones de dólares, hablando sólo del rubro de juguetería, pero en la presente gestión, aún sin aviso oficial, ese monto ha crecido sustancialmente por un mayor movimiento comprobado de "capitales societarios" de comerciantes de las ferias de Oruro, La Paz y El Alto, mercados donde sólo se venden juguetes chinos.

Hay que señalar además y como un asunto que ya no sorprende cuando los trámites de aduana, mientras se hacen operaciones "legales", cuentan los juguetes por toneladas, ya se dejó de comprar al por menor, el dinero que manejan los comerciantes bolivianos, permite comprar al por mayor, eso implica toneladas, de juguetes, pero también de ciertos artefactos, bisutería, adornos y vajillas, es decir que es ya muy común observar en los domicilios que una mayoría de los productos tienen el sello "made in china", incluso algunos que aparte de tal identificación de fábrica, además llevan algún sello especial de ropa juvenil.

Sin margen para alarmarse, según algunas autoridades se trata de un negocio absolutamente legal, una importación que cumple requisitos en el punto de origen y tributa en lugar de destino, que por lo visto es lo que más le interesa a la entidad aduanera y de refilón a la recaudadora de impuestos.

Si sólo se tratara de ese tipo de mercadería, como los juguetes y adornos variados o artefactos, el asunto puede ser beneficioso para los comerciantes capitalistas y para los distribuidores, pero resulta que entre toda esa variedad de productos también llegan productos como textiles, zapatos y otros artículos de cuero, que afectan a las pequeñas y medianas industrias del país, que justo en este periodo se debaten en la incertidumbre ante obligaciones sociales dispuestas por el Gobierno. Algo hay que hacer para regular ese comercio de invasión y defender lo poco que todavía podemos producir.

Fuente: LA PATRIA