Con estas dos palabras del epÃgrafe se puede afirmar cosas como: "hablar bien es decir algo en pocas palabras" o "especular es simplemente decir algo"; en un principio tal idea parecerÃa rara o impertinente, pero puede llegar a no serlo si se toman las debidas precauciones.
Precisamente este último punto es lo que pasa directamente a la intelección o percepción del pueblo que siempre comprobará que esas palabras se transformen en realidades; única forma fiable de controlar a los polÃticos.
El pueblo cuando formula objeciones se puede estar seguro que lleva razón pues para llegar a esa conclusión ha considerado las expresiones realizativas más intimidatorias tales como el "yo les prometo", de lo que se concluye que las palabras deben ser dichas con excelsa seriedad pues serán tomadas con la misma seriedad por el pueblo que es el sujeto de esa o esas promesas para obtener el voto o para mejorar su desarrollo humano.
Aquà hay una acción a creer o dar por sentado, que en muchas circunstancias la expresión externa es una descripción, verdadera o falsa, de la realización del acto espiritual interno y no mofarse del pueblo con un ejemplo esclarecedor del cuidado con que se deben examinar las palabras de todos los polÃticos: en el Hyppolitus, donde el mismo Hyppolitus afirma "mi lengua lo juró, pero no lo juró mi corazón", que es una metáfora para no nombrar al espÃritu.
(*) Abogado, posgrados en FilosofÃa y Ciencia PolÃtica (maest), Interculturalidad y Educación Superior Alta Gerencia para abogados, Derecho Aeronáutico, Arbitraje y Conciliación, doctor honoris causa con tesis aprobada.
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