Jueves 06 de diciembre de 2018
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Andrés Manuel López Obrador, asumió la presidencia de México. "Por primera vez, un candidato abiertamente de izquierdas logra ascender, en su tercer intento, al puesto más alto del poder en México" (Pablo Sánchez Olmos. El Mundo. Madrid, 02.12.2018). El nuevo mandatario sabe que en México hay graves problemas: corrupción desenfrenada, violencia e impunidad, narcotráfico, pobreza extrema (se calcula en 8 millones los que la sufren), etc. El recién llegado culpa de todas esas desgracias a los gobiernos del pasado, especialmente al del presidente saliente Enrique Peña Nieto.
Se advierte que "la izquierda latinoamericana -en realidad el populismo- se ha movilizado en masa para arropar a su nuevo compañero de fatigas. Entre ellos destaca la presencia de Nicolás Maduro quien, aislado a nivel internacional, sólo ha realizado tres viajes en el último año: China, Cuba y ahora México" (cit. P.S Olmos). Junto a Maduro, abucheado en el acto de posesión del nuevo presidente, acudió -también invitado- el presidente de Bolivia, Evo Morales.
En su discurso inaugural, López Obrador anunció cambios de orientación del gobierno mexicano. Fue duro, audaz, pintoresco y no ahorró ofrecimientos. "Si no cumplo mis promesas, que la nación me demande" -aseguró. Esas promesas fueron, nada menos que 30, entre ellas, la usual de la izquierda: "Acabar con la ´calamidad´ del modelo neoliberal, que ha empobrecido la población y cuyo ´distintivo´ es la corrupción". Añadió que no procurará ser reelecto.