No se soluciona o se sale de un problema que ya se entra en otro, con diferentes actores, pero afectando a iguales protagonistas, el caso de los periodistas, que trabajan en un esquema de incertidumbre ante las amenazas que con diversos matices amedrentan a los trabajadores de la comunicación.
Que desde diferentes oficinas del aparato estatal se hace seguimiento al trabajo de los periodistas, no es una novedad, pues se tiene entendido que personal de algunas reparticiones sólo se ocupan de "monitorear" el trabajo de periodistas independientes y de medios privados, con un celoso seguimiento al material que se difunde en radio y TV o el que se publica en los medios impresos. Por supuesto hay riguroso control de material de opinión que incluyen especialmente en los periódicos de circulación nacional, los independientes.
Pero lo que no se creía y ahora es un hecho confirmado, es que desde la Policía se ejerce cierto control de los periodistas, bajo una figura peculiar de vigilancia al trabajo de información, y también al de opinión de cierta gente de influencia, más claramente los políticos opositores.
Es un hecho que surgió de manera voluntaria por parte de la máxima autoridad de la Policía Nacional, su comandante general, que no negó la situación, aunque en una conferencia de prensa, que no fue tal al no admitirse preguntas, el alto jefe policial, aclaró que "las grabaciones difundidas en las redes sociales (RRSS), fueron deliberadamente manipuladas, editadas y direccionadas". Empero no se negó que existe "control al trabajo periodístico".
Está visto que por alguna razón o "imponderable cuestión", se hace seguimiento del trabajo de periodistas y comunicadores sociales, especialmente de quienes tienen la opción no sólo de informar, sino de opinar y en esa tarea denunciar o criticar hechos que riñen con la moral, que son parte de una corrupción que corroe a la propia administración pública, al vulnerar y transgredir las leyes.
El problema se hace más complejo y peligroso, cuando de amenazas o advertencias se pasa a las agresiones físicas o ejerciendo de una manera "sofisticada" presión directa contra los periodistas, especialmente cuando se producen conferencias de prensa, informes parlamentarios, o se reciben denuncias de segmentos comunitarios que observan hechos irregulares, reclaman sus derechos o defienden el buen uso de los recursos públicos.
Hay mayor preocupación, cuando las denuncias sobre malos tratos y acoso afectan a mujeres periodistas, obligadas a soportar el mal genio de autoridades y de guardianes del orden. Un dato de la entidad que agremia a los periodistas, menciona más de 20 casos denunciados contra las trabajadoras de la prensa, especialmente de La Paz y Santa Cruz. Pero las agresiones también son parte de la euforia de algunas dirigentes de movimientos sociales que en sus concentraciones arremeten contra los periodistas, desprovistos de toda seguridad inclusive en presencia de efectivos policiales.
Frente a la serie de hechos denunciados y el implícito seguimiento que efectúa la Policía al trabajo de periodistas, se espera que en respeto a la democracia vigente, leyes y derechos ciudadanos, se evite el indirecto amedrentamiento de periodistas y se garantice el trabajo de la prensa en general y de los medios de comunicación, en apego a la Constitución y las libertades de expresión y de prensa.
Fuente: LA PATRIA
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.