De acuerdo con el cronograma electoral de las forzadas elecciones primarias, el 28 de noviembre fue la fecha lÃmite para la presentación e inscripción de los respectivos binomios presidenciales de las distintas fuerzas polÃticas con personerÃa jurÃdica y las alianzas previamente habilitadas.
Al cierre, se ha confirmado la presencia de nueve binomios "únicos": el Movimiento al Socialismo (MAS), Unidad CÃvica Solidaridad (UCS), Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), Movimiento Tercer Sistema (MTS), Partido de Acción Nacional Boliviano (Pan-Bol), Partido Demócrata Cristiano (PDC), el Frente para la Victoria (FPV) y el Movimiento Demócrata Social (MDS) que irá con sus propios candidatos luego de la ruptura con Unidad Nacional (UN). A estos se suma el binomio de la única alianza consolidada, Comunidad Ciudadana (CC), conformada por el Frente de Izquierda Revolucionario (FRI) con SoberanÃa y Libertad (Sol-Bo).
Hasta aquà aparentemente nada extraño. Empero, hay un detalle, además de importante, insólito: las candidaturas de binomio "único". En sentido contrario al espÃritu de la norma, que ciertamente es importante en el camino de dotar institucionalidad a los partidos polÃticos, para promover procesos de democratización interna con el fin de evitar decisiones "a dedo" de los caudillos y "propietarios" de los partidos; estas primarias con binomios "únicos", no tendrÃan, en lo absoluto, sentido, alguno. Pues se supone que los binomios presidenciales oficiales serÃan resultado de la competencia electoral. La competencia interna, entonces, es la "razón de ser" de las primarias.
En ese marco, al no haber competencia interna, estas primarias quedan totalmente desvirtuadas. No tienen sentido. El gasto, cerca de 27 millones de bolivianos, definitivamente, es insulso. Todo esto confirma, nomas, que su "forzada" realización ha sido para "habilitar" al binomio que el voto popular rechazo el 21F. Subrayo "habilitar", en virtud a que de ningún modo se podrÃa afirmar "legitimar", pues para ello tendrÃan que haber convocado y ganado en una nueva consulta. Camino desechado por ellos mismos, pues conocÃan que su derrota iba a ser más contundente. Tampoco, se puede decir, "legalizar", pues a todas luces, por la vigencia vinculante de los resultados del 21F, la candidatura del binomio oficialista es absolutamente ilegal e inconstitucional.
Tal parece que, en los objetivos masistas de reproducción del poder, básicamente, subyace una estrategia de impunidad. Los nuevos "ricos azules", deben ponerse en resguardo frente a todos los abusos y tropelÃas cometidas en el control del Estado y el manejo del excedente.
Se horrorizan con la idea de abandonar y perder el poder. Eso les provoca terribles pesadillas. De ahà la expresión del presidente, en una reunión con sus bases cocaleras, para que los movimientos sociales salgan en su defensa en caso de procesos y juicios cuando este fuera del poder. De manera flagrante, esa exclamación, pone de manifestó que es la impunidad lo que los aferra al poder.
Ahora bien, si ese es el objetivo, desde el control del Estado y sus dos tercios en el poder legislativo, no es de extrañar que diseñaran todo tipo de estrategias, como las primarias por ejemplo, para forzar procesos con el fin garantizar la reproducción del poder. Esto, ciertamente, provoca muchas dudas y temores razonables.
Una de ellas, por citar un ilustrativo ejemplo: ¿respetaran los resultados de las próximas elecciones, en caso de que pierdan? Si nos remitimos a los hechos materiales e históricos; todo parece indicar que no. Y, como hemos visto, será por impunidad. En los hechos, ya abandonaron la agenda 2025. Está quedo solo en el discurso.
(*) Profesor de la carrera de Ciencia PolÃtica de la Universidad Mayor de San Simón
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