El diccionario que define las acepciones de las palabras designa a homicidio como la muerte que da una persona a otra y su intelección sería incompleta si no nos inquietaría la muerte como la cesación o ausencia de vida, y en la primera pleca encontramos lacónicamente asesinato arrimando a esta acepción las palabras alevosía, premeditación e intencionalidad.
Encontramos en la primera pleca de alevosía la cautela para asegurar la comisión de un delito contra la persona sin riesgo del delincuente, y para premeditación la acepción de pensar reflexivamente una cosa antes de hacerla y finalmente la intención como relativo a los actos anteriores del alma, y en su pleca moral es todo aquello que tiene una orientación: como el ente al ser, la causa al efecto; en resumen, es todo lo que posee una orientación consciente hacia el objeto.
En el homicidio la orientación inequívoca de la intención es quitar la vida de una persona y la segunda pleca fundamental de la intención es su inteligibilidad que significa entender la acción y penetrar el concepto por completo hasta su razón o fundamento, de tal forma que una vez consumado el ilícito no se pueda alegar inocencia en base al argumento de emoción violenta o insanidad mental.
La muerte nos aproxima a la verdadera esencia como el principio vital donde el alma se ha separado del cuerpo, porque éste, debido a la edad, la enfermedad o a las lesiones, ya no es capaz de ser sujeto de la vida, observando puntualmente que esta acepción no refleja la muerte abrupta como resultado de los condicionantes sine qua non del homicidio, anteriormente citados, inclinándonos a acentuar la intención donde se encuentran toda clase de representaciones, conceptos, actos cognoscitivos y apetitivos, tendiendo todos ellos a algo y por los cuales se ha violado el precepto moral: no matarás.
La ley moral nos orienta a la ley que ordena el bien y prohíbe el mal moral, entendiéndose como norma de moralidad el principio de que determina la esencia de lo moralmente bueno; y matar o privar de la vida a alguien no es bueno.
La moralidad es la conducta del hombre basada en la libre determinación con respecto a la ley moral. En la última pleca, moralmente buena es la acción libre del hombre que afirma el valor ético objetivo y la ley moral; moralmente mala en la acción que las contradice la acción indiferente es la acción libre que según el objeto no es buena ni mala, sin embargo, el obrar libre del hombre en su situación individual y concreta es siempre bueno o malo pues la intención que lo preside no es moralmente indiferente, sino buena o mala.
(*) Abogado Corporativo, postgrados en Arbitraje y Conciliación, Interculturalidad y Educación Superior, Derecho Aeronáutico, Alta Gerencia para abogados, doctor honoris causa con tesis aprobada
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.