Siendo el actual proceso polÃtico latinoamericano tan insólito como lo fue el de los tiempos de la independencia, nuevos actores han aparecido en escena. En Bolivia han sido bautizados como plataformas. Nacieron debido a las repetidas veces en que el gobierno de turno o vulneró derechos de las personas o desconoció sus deberes. Ergo, nacieron grupos de ambientalistas, animalistas, feministas, comunicadores, etc., y, lo más importante acaso, de demócratas. Eso sÃ, la lÃnea fundamental común era la defensa de los valores ciudadanos y de la Constitución PolÃtica del Estado. Con el tiempo, estos grupos se fueron fortaleciendo hasta llegar con varios adeptos cada uno (unos más que otros) al periodo electoral de 2019. No lo buscaron, la historia hizo que asà se dieran las cosas. No serÃa prudente decir si seguirán teniendo vida o si desaparecerán con el paso de los años, pero lo que es una realidad es que esos colectivos ahora forman parte de un pilar esencial de los candidatos y sus respectivos equipos polÃticos.
En polÃtica hay cuadros por un lado y masas por el otro. Algunas plataformas son de cuadros; sus elementos piensan y proponen. Otras son de masas; asisten a las marchas y dan cuerpo a las huelgas y asonadas. Ambos tipos de colectivos son importantes. A ambos les debemos una parte de lo que en todo este tiempo se ha llamado defensa del 21F y de la democracia.
Es muy probable que, si el voto del 21F hubiese sido respetado, las plataformas ciudadanas, algunas ya muy vigorosas desde hace varios años, hubieran mermado acciones, fuerzas o reclutamiento de elementos humanos, justamente porque su objetivo primigenio era la defensa de la democracia. Es muy probable que para el presente hubieran quedado casi muertas. Y entonces el clásico partidismo y las redes de corporaciones hubieran seguido siendo los principales actores de la contienda electoral. La historia sin embargo no sirve para conjeturar lo que hubiera podido ser o no. Y la realidad es que las plataformas ciudadanas se han convertido en una especie de centinelas; es más, se han vuelto cuerpos pensantes y propositivos de un modelo nuevo de paÃs.
Como lÃder y organizador de una plataforma alineada a una propuesta de paÃs, puedo decir con autoridad algunas cosas respecto a los desafÃos que tenemos como colectivos: la articulación de cuadros, en el marco de una estructura que no es partidista, pero que ha dejado de ser ya meramente ciudadana; el establecimiento de una organización plural y horizontal pero que al mismo tiempo tenga orden y disciplina; la articulación efectiva con los entes eminentemente electorales y polÃticos y, finalmente, el engranaje de la cualidad ciudadana con la particularidad y acción del polÃtico. Es lo que tenemos que lograr.
(*) Licenciado en Ciencias PolÃticas
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