Violencia y feminicidio drama en las mujeres

En ocasión de celebrarse el próximo domingo 25 el Día Internacional de Lucha contra la Violencia hacia la Mujer, es trascendental hacer un análisis de la vida de la mujer en pareja o en familia, cuando ésta se deteriora por el transcurso del tiempo por muchas razones, entre ellas: incomprensión, intolerancia, desconfianza y celos, acompañada de violencia intrafamiliar que es el inicio de un drama que en muchos casos concluye en feminicidio, definido como "el asesinato de mujeres por hombres, motivado por el odio, desprecio, placer o sentido de posesión hacia ellas".

Más allá de las causas de violencia, riesgos y tentativas de feminicidio importa concebir hasta dónde van sus consecuencias en razón de que ésta afecta no sólo una larga lista de derechos de las mujeres, sino que la historia de violencia que lo antecede truncan proyectos de vida y causa efectos económicos, en la salud física y mental de las mujeres, y genera efectos negativos en su entorno. En algunos países el feminicidio es considerado como un problema de salud pública. Estudios cuantitativos como cualitativos señalan que la violencia no sólo genera daños propios de la agresión, sino que es la causa de otro tipo de efectos de corto y largo plazo en la salud física y mental de las mujeres e hijos que la sufren este drama- Sus orígenes van desde una educación genérica desigual, con unos roles asumidos y reforzados según sea el sexo. Pasa por un machismo patriarcal, sentido de pertenecía asumido, apego, dependencia emocional, angustia de separación no resuelta, baja autoestima, y concluye con trastornos psicoemocionales no superados, poca tolerancia a la frustración, mal manejo de la ira y de los impulsos; hasta falta de habilidades y destreza para el manejo adecuado de los estresores psicosociales, junto a las determinantes causas de pobreza, exclusión social, trastorno de personalidad y el abuso de sustancias controladas.

Como consecuencia de la violencia lo trágico es la muerte de mujeres en edad productiva, traumas en las familias, cientos de niños y niñas huérfanos, que quedan afectados de por vida en sus emociones, afectividad y en su forma de pensar, legitimización de un aprendizaje social y concepto equivocado de: "el que ama controla, maltrata y produce muerte en nombre del amor". Cultura de violencia aprendida, depresión, estrés post-traumático, pobre expectativa de vida en pareja y familia como proyecto social. Según datos proporcionados por la Fiscalía General del Estado, desde la promulgación de la Ley 348, en marzo de 2013 hasta ahora se registraron un total de 505 crímenes contra mujeres. Los casos fueron en ascenso desde 2013 a 2016, con las siguientes cifras; 26, 71, 110 y 111, figura que cambió desde el 2017 con 109 casos y en el penúltimo mes de la gestión con 80 casos según al siguiente detalle: Santa Cruz, Cochabamba y La Paz registran 17 casos que son los Departamentos que registraron más casos violentos y fatales contra la mujer. Detrás de estos se ubica Oruro con 9 reportes, más abajo aparecen Tarija con 7, Chuquisaca con 5, Potosí con 5, Beni 2 y Pando con 1 caso. En relación a Oruro, en los últimos seis meses de la presente gestión se atendieron 397 casos de agresión física y psicológica.

A nivel mundial según datos del Observatorio de Igualdad de Género (OIG) de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en 2017 al menos 2.795 mujeres fueron víctimas de feminicidio en 23 países de América Latina y el Caribe. Brasil lidera la lista en términos absolutos con 1.133 víctimas confirmadas. Al analizar estos casos, de cada 100.000 mujeres, El Salvador es el país más violento con una tasa de 10,2 casos, muy por encima del resto. Le sigue Honduras, con una tasa de 5,8 por cada 100.000 mujeres, Guatemala (2,6) y República Dominicana (2,2). Los únicos países con tasas inferiores por cada 100.000 mujeres son Panamá, Perú y Venezuela, Para dar cuenta de la magnitud del problema, la Cepal recopiló también datos de "feminicidios íntimos", cometidos por alguien con quien la víctima tenía o había tenido una relación de pareja. En 2017, las tasas de estos últimos oscilaron entre un máximo de 1,98 por cada 100.000 mujeres en República Dominicana y un mínimo de 0,47 en Chile. Por la gravedad del fenómeno, 18 países de la región modificaron sus leyes para sancionar este tipo de crimen que se tipificó como feminicidio u homicidio agravado por razones de género. Así lo hicieron Costa Rica (2007), Guatemala (2008), Chile y El Salvador (2010); Argentina, México y Nicaragua (2012); Bolivia, Honduras, Panamá y Perú (2013); Ecuador, República Dominicana y Venezuela (2014); Brasil y Colombia (2015); Paraguay (2016) y Uruguay (2017).

Además de las cifras escandalosas de asesinatos de mujeres, que corresponden a la tipificación de feminicidio, están los casos donde las mujeres son instigadas a quitarse la vida para terminar con las agresiones o violencia de sus parejas. Muchos de estos casos se cierran como si hubieran sido "suicidios". Más de un 60 % de los casos son de mujeres que murieron a manos de sus esposos, exesposos, novios, exnovios, concubinos, exconcubinos, familiares y conocidos; más del 20 % se refieren a feminicidios sexuales, casi el 10 % a infantiles y un 10 % a otros motivos. El drama que viven las mujeres y niños víctimas de violencia es trágico y dificultoso, porque después de recibir golpes, amenazas, torturas y vejámenes, tiene que salir de su hogar a refugiarse en una casa de acogida transitoria, como un castigo para ella y sus hijos. Con la aplicación de la Ley 348 los hombres agresores ingresan a la cárcel por el delito cometido, sin embrago es necesario que estos reciban terapia de rehabilitación para su reinserción y reencuentro con su familia con el consiguiente respeto a la mujer e hijos.

(*) Ingeniero