Oposición de acuerdo en el desacuerdo nunca de acuerdo

Las consabidas alianzas políticas que surgen fruto de la efervescencia y lejos de un proyecto político que se sustente en una ideología o al menos en un principio ideológico, ponen al descubierto que el interés personal prima al bien común que resulta ser la máxima exigencia para que un "buen político" convenza a sus bases y consiga una buena votación.

Ahora se repite lo que sucedía con la izquierda nacional que tradicionalmente siempre "estaba de acuerdo en los puntos de desacuerdo, pero nunca se ponía de acuerdo", hasta que surgió el liderazgo o caudillismo del cocalero Evo Morales, que logró llegar a la Presidencia de la República de Bolivia el año 2005 y luego transformó al país en un Estado Plurinacional, lo que permitió reflotar a viejos líderes políticos que siempre "apuntaban por la izquierda" y al final se quedaban en el camino, ahora todos ellos están en el masismo.

Así surgen ahora seis bloques de "oposición" o de la "derecha" -como califica el oficialismo- que sustenta sus bases en gente que antes militó, trabajó y hasta luchó por los partidos neoliberales, que ahora quieren reflotar, pero cada quien, por su lado y a su manera, dejando de lado la unidad que tanto pregonan y quieren demostrar, cuando están diametralmente separados por su instinto y su ambición.

Todos quieren ser presidentes o son presidenciables, pero aquí muy bien se puede aplicar la cita bíblica que dice: "muchos son los llamados pocos los escogidos (elegidos)", para así discriminar a quienes tienen liderazgo, los que tienen carisma y los que tienen dinero, sin cumplir los primeros dos requisitos que necesitan para entrar al ruedo de la política electoral, donde indudablemente se necesita un plan, propuesta o programa electoral.

De igual forma, el flaco favor de los oficialistas a Carlos Mesa, es de antología porque con el anuncio del juicio y las acusaciones por Quiborax lo habilitaron, lo que provocó una seria y madura reacción del expresidente quien, en vez de bajar la guardia, asumió el desafío para "hacerle frente a Evo Morales" a quien lo identifica como "dictador" y señala que no le tiene miedo, además que sabrá defender su derecho a ser elegido.

Al final existen sólo una tendencia de oposición, está sería la que impulsa Carlos Mesa, puesto que los otros seis de la oposición están diputándose el menor de los porcentajes de la elección, porque están polarizando para elegir entre Evo Morales, hasta ahora que incumple la norma constitucional de la reelección, y Carlos Mesa que está en la arena política cabalgando la montura del Frente Revolucionario de Izquierda (FRI) de tendencia marxista-leninista, pese a ser hombre de centro derecha. En política todo vale, subir al coche rojo después de haber sido conductor del auto rosado.

Bien se podría afirmar que no importa el color del gato con tal que cace ratones, pero en este caso la contienda electoral tendrá interesantes aristas, una vez que se supere las primarias, donde sólo los militantes de los partidos y agrupaciones políticas pueden emitir su voto de predilección para designar a los candidatos a la Presidencia y de la Vicepresidencia del Estado Plurinacional.

Una vez que eso ocurra habrá que pensar y ver qué programa de gobierno proponen los candidatos para así elegir la mejor opción -si es que existe- en la perspectiva de tener un presidente y vicepresidente elegidos en las urnas por voto popular y sin vulnerar la Constitución Política del Estado que es la ley de leyes y de cumplimiento obligatorio.

Con la decisión de la oposición, que tiene seis frentes, bloques o candidatos que serán propuestos, sólo queda la opción de Carlos Mesa o Evo Morales, el primero que se suponía debía recibir todo el apoyo de la clase política de la derecha, que contrariamente juega al individualismo, generando la mejor opción para Evo Morales, que teniendo un voto duro superior al 24 %, con facilidad podrá superar el 50% de la votación con el voto de los funcionarios de la administración pública, de los movimientos sociales y hasta de los cocaleros que en momentos de crisis siempre se unen.

Mesa podrá recibir el apoyo ciudadano de la población que está cansada de la corrupción, de la prepotencia y el autoritarismo, así como el nepotismo, el aprovechamiento y el uso indebido de los bienes del Estado y la permanente manipulación de la política, de las normas y leyes, así como el manejo indiscriminado de la justicia al libre albedrio de quienes son los operadores políticos del actual régimen con tinte dictatorial.

Ojalá el panorama político cambie y algún día antes de la próxima elección los frente, alianza y partido de la derecha o de la oposición se unan y asuman el desafío de lograr el cambio de los administradores del Estado Plurinacional de Bolivia. Habrá que esperar que la política cambie y que ese cambio sea para bien y siempre teniendo como meta el interés y el bien común, lejos de lo personal para que así, la oposición pueda ponerse de acuerdo, superando el desacuerdo.

(*) Periodista