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Domingo 18 de noviembre de 2018

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Revista Dominical

ECONOMÃA DE BOLSILLO

Tipo de cambio, reservas internacionales y expectativas

18 nov 2018

Por: Joshua Bellott Sáenz - M. Sc.

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En estos últimos días, despertó mucha preocupación el cierre de la ventanilla del Banco Central donde vendían dólares al público, y por otro lado, escuchamos constantes declaraciones acerca de la acelerada reducción de las Reservas Internacionales Netas, relacionadas con el tipo de cambio, la competitividad de las exportaciones y otras temáticas del mundo económico, que sin duda, preocupan a la población en general. Algunas de estas preocupaciones serán aclaradas en el presente artículo.

Al respecto, el BCB expresó que esta medida no constituye motivo de preocupación alguna porque los montos de dólares que se vendían de manera directa al público para satisfacer la demanda, estaban solamente entre 2 y 4 %, o sea, insignificantes. Sin embargo, ese no parece ser el problema, ya que muchos afirman que esto produjo un cambio en las expectativas del público lo cual sí representaría un cambio importante. Y a propósito de esto, el término expectativas es también un vocablo que se ha estado manejado mucho en el mundo de la economía, por lo que conviene también aclararlo.

En nuestro mundo actual, el dinero es considerado como de curso forzoso, o sea que debemos utilizarlo obligatoriamente, y por lo tanto, debe ser respaldado en su valor, condición importante para que sea aceptado por el público en general para realizar transacciones de compra y venta. La idea es que de por sí, el dinero no tiene ningún valor, y por eso la autoridad monetaria se encarga de que ese valor se mantenga, ya que una de las características más importantes del papel moneda es que mantenga su poder adquisitivo, o lo que es lo mismo, sólo interesa al público cuánto se puede comprar o pagar con el mismo.

Asimismo, monedas como la nuestra están relacionadas con una divisa extranjera, el dólar. Lo cual quiere decir que con nuestra moneda además de comprar bienes y servicios en la economía, también podemos comprar dólares. El precio al cual podemos comprar se denomina tipo de cambio. Esta relación es sumamente importante porque sólo con divisas o dólares podemos realizar transacciones internacionales. Recibimos dólares cuando vendemos nuestras exportaciones y pagamos dólares cuando importamos o compramos bienes de países extranjeros.

En este entendido, un concepto importante que debemos conocer, es la denominada Ley de un Solo Precio, o Poder de Paridad de Compra. La idea es que un ciudadano boliviano debería poder comprar un bien, en Bolivia o en Argentina, sólo convirtiendo su moneda por la del otro país, al tipo de cambio respecto al dólar. Sólo como ejemplo, si yo compro un televisor en Bolivia a 2.000 bolivianos y el tipo de cambio es de 20 Bs. por dólar, el precio convertido es de 100 dólares. Suponiendo que en Argentina el tipo de cambio es de 40 pesos argentinos por dólar, dada la Ley de un Solo Precio, con esos mismos 100 dólares yo podría comprar el mismo televisor en 4.000 pesos argentinos. Si en Argentina se devalúa su tipo de cambio y ahora es de 50 pesos por dólar, los 100 dólares de un ciudadano de Bolivia ahora compran 5.000 pesos argentinos, si el precio del televisor continúa en 4.000 pesos argentinos, puedo comprarlo y quedarme con un remanente de 1.000 pesos argentinos que representan 20 dólares. Por lo tanto, sólo por el hecho de que se devaluó el tipo de cambio, ahora un televisor en la Argentina es más barato para los bolivianos, por lo que se incentivan las importaciones bolivianas, respecto a bienes argentinos. En los hechos, las cosas no funcionan necesariamente de esta forma, pero en términos teóricos se debería contar con ese tipo de funcionamiento de las economías para que exista un equilibrio respecto a las transacciones internacionales.

Sin embargo de lo descrito, hemos escuchado quejas de nuestros empresarios exportadores pidiendo que se deprecie o devalúe el tipo de cambio dado que se está restando competitividad a nuestras exportaciones, en vista de que nuestros socios comerciales han estado devaluando su tipo de cambio. El problema se podría entender con un ejemplo sencillo.

Supongamos que un empresario exportador boliviano vende a la Argentina bienes por valor de 100 dólares (ver el cuadro), lo cual a un tipo de cambio de 20 Bs. por dólar significa un ingreso en bolivianos 2.000, de los cuales paga 1.000 bolivianos a sus empleados, por 500 bolivianos compra bienes de consumo nacionales y bienes de consumo de procedencia argentina por otros 500 bolivianos (Bol Mo 1, o Bolivia Momento 1). En el momento 2 (Bol Mo 2), Bolivia deprecia su tipo de cambio a 30 Bs. por dólar, lo cual implica que el mismo ingreso de 100 dólares ahora le permite contar al exportador con 3.000 Bs (tipo de cambio 30 bolivianos por dólar), con lo cual puede seguir pagando el mismo monto por sueldos y salarios, comprar bienes nacionales por 500 y bienes argentinos por el mismo monto. Sin embargo, gracias a esa depreciación ahora cuenta con un ahorro de 1.000 Bs., monto que puede utilizar para contratar más personal y producir más, o para invertir en maquinaria y de la misma forma producir más, o simplemente gastar más en consumo. Por lo tanto, su situación económica acaba de mejorar, acaba de volverse más competitivo.

Por supuesto, hay algunas condiciones que deben cumplirse para que esta situación se dé. Los precios de los bienes y el salario en Bolivia tenían que mantenerse en el mismo nivel, y por otro lado, los precios y el tipo de cambio en la Argentina también deberían haber quedado intactos. ¿Qué hubiera ocurrido si Argentina en vez de depreciar su tipo de cambio, lo apreciaba? Pues queda claro que con esos mismos 500 bolivianos no hubiéramos podido comprar el mismo número de bienes argentinos y es probable que nos hubiéramos quedado sin ese ahorro de 1.000 bolivianos. Es por esta razón que los países vecinos suelen coordinar muchas veces su política cambiaria, para mantener la Ley de un Solo Precio, pero también para que no se inunde una de las economías con los bienes del otro país. (TABLA 1)

El problema adicional; como dijimos anteriormente, es que las cosas en la realidad no funcionan de manera tan simplificada. Habíamos mencionado que la autoridad monetaria es la encargada de mantener el poder adquisitivo del dinero, pero resulta que muchas veces una devaluación del tipo de cambio implica también la subida de precios, y si esta devaluación se repite varias veces puede despertar en el público expectativas inflacionarias (subida acelerada de precios).

El hecho es que mantener el valor de una moneda o su poder adquisitivo, depende en gran medida de la confianza que tengan los ciudadanos hacia la autoridad monetaria o hacia la economía del país o su estabilidad económica. Cuando esta confianza es perturbada se genera un proceso que puede conducirnos al desastre de la economía en muy poco tiempo. En el caso actual, si los ciudadanos bolivianos creen que los dólares en el país pueden escasear y esto puede presionar a una devaluación (pérdida de valor de nuestra moneda), es probable que algunas personas oculten esta moneda o ahorren en sus casas en dólares y con eso, aceleran la escasez con lo cual podrían presionar a una devaluación mayor. Para aclarar esta situación, si existe en la economía boliviana 100 dólares y 1.000 bolivianos, el tipo de cambio se sitúa en 10 Bs. por dólar, pero si los dólares desaparecen y sólo contamos 50 dólares, el tipo de cambio se situaría en 20 bolivianos por dólar. Por lo tanto, la autoridad monetaria debería comprometerse a que los dólares no desaparezcan de la economía, para evitar una subida del tipo de cambio y además evitar los posibles efectos inflacionarios.

Por este razonamiento es que la pérdida de las Reservas Internacionales Netas preocupa a la población. Según el economista Mauricio Ríos, hace tres años se calculaba que el nivel óptimo para sostener el actual tipo de cambio era de 8.500 millones de dólares, y sabemos que el 2014 estaban por encima de los 15 mil millones de dólares y a septiembre de este año ya se encuentran alrededor de 8.700 millones.

Lamentablemente vivimos un momento en el que la bonanza se acabó y varios de los indicadores económicos se encuentran en un proceso de desaceleración. Las Reservas Internacionales Netas seguirán cayendo porque nuestros ingresos en dólares (exportaciones) van disminuyendo paulatinamente, por otro lado, dado que nuestros países vecinos; y no sólo la Argentina, deprecian constantemente su tipo de cambio, un dólar tiene mayor poder adquisitivo en los demás países y no en Bolivia, lo cual hace que prefiramos llevar en nuestros bolsillos esta moneda a otros países o importemos productos de otros países, quedándonos sin esta divisa.

Por lo tanto, y dado que este proceso continuará, tarde o temprano se devaluará el tipo de cambio, y si esto va acompañado por un proceso negativo de expectativas y desconfianza, esto podría acelerar dicha devaluación y presionar a los precios internos, llevándonos a una inflación.

Por esta razón, el cierre de la ventanilla del Banco Central en un momento como el actual, contribuye de alguna forma a este proceso de expectativas negativas. Por otro lado, el haber mantenido por tanto tiempo un tipo de cambio fijo, podría hacer que una pequeña devaluación en cualquier momento contribuya desmedidamente a este proceso.

Sin embargo de lo mencionado, Boris Branisa del Instituto de Estudios Avanzados en Desarrollo (Inesad), en un estudio acerca del nivel adecuado de las Reservas Internacionales Netas, concluye según una metodología desarrollada por el Fondo Monetario Internacional, que las mismas hasta el 2017 sí tuvieron un nivel adecuado, pero que en el periodo 2020 y 2022, este nivel ya estaría por debajo. El término adecuado está relacionado con la posibilidad que tienen dichas reservas para poder cubrir potenciales riesgos, relacionados con las necesidades de liquidez de la moneda extranjera.

Es claro que el gobierno actual y la autoridad monetaria deben preocuparse para que las cosas no sucedan de la manera descrita, la estabilidad económica y el poder adquisitivo de la moneda es una prioridad para todos los ciudadanos, y con seguridad, si el manejo continúa siendo político y no técnico, podríamos avizorar un futuro muy parecido al de la Argentina o Venezuela.

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