Algunos datos interesantes sobre este episodio histórico fueron publicados por Villanueva en el folleto intitulado Manifiesto polÃtico que dirige a la nación el electo Presidente de la República (La Paz, 1929).
A pocos dÃas de asumir el cargo, Villanueva decidió rescindir los contratos de todo el personal administrativo excedente; este acto fue visto como una afrenta al presidente Ismael Montes. Los asesores del Partido Liberal iniciaron dos juicios al flamante Presidente del Concejo.
El desenlace de ambos procesos llevó a la dimisión a su cargo, al encontrar "irregularidades" al momento de inscribir su candidatura:
"Este resultado lo obtuvieron los apasionamientos polÃticos y las influencias puestos en juego, dejando asà que la balanza de la justicia se inclinase hacia el lado de los antojos y deseos del poder", manifiesta Villanueva.
El flamante presidente, antes de tiempo trató de dar muestras de autonomÃa emancipándose de la tutela de Saavedra. Aspiraba a gobernar el paÃs con independencia, sin la influencia del partido polÃtico de turno, dentro de un clima de concordia y para ello comenzó a realizar varias consultas con personajes de prestigio y ajenos en su mayorÃa al oficialismo con los cuales pretendÃa conformar su gabinete ministerial. El inexperto polÃtico Villanueva no supo tomar el pulso polÃtico en esa hora de desconfianzas y susceptibilidades, y su proceder puede ser entendido como un equivalente a la conducta del cazador que vende la piel del tigre antes de haber cazado a la presa.
Las distintas declaraciones de Villanueva a los medios de comunicación acentuaron el distanciamiento y enemistad con el Gobierno saavedrista. A pocos dÃas de asumir la presidencia, el diputado por Trinidad, Ernesto Monasterios, presentó al Congreso Nacional -en sesión del 25 de agosto de 1925- el Proyecto de Ley de Anulación de las Elecciones Presidenciales, cuyo artÃculo señalaba: "ArtÃculo Ã?nico.- Se declara nula la elección de los ciudadanos J. Gabino Villanueva y Abdón Saavedra para desempeñar los cargos de Presidente y Vicepresidente de la República, en el perÃodo de 1925 a 1929, por no haber renunciado a los cargos que desempeñaban, de Ministro de Estado el primero, y de Prefecto el segundo, seis meses antes de la elección, de conformidad con la Ley de 15 de octubre de 1895". Esta ley tuvo "vigencia" solamente para este cometido eminentemente polÃtico. El Congreso Nacional en sesión del 1 de septiembre de 1925 pasó a debatir el Proyecto de Ley. La discusión fue acalorada entre la minorÃa opositora que exigÃa el respeto a los resultados electorales y el oficialismo buscaba la anulación de los comicios. Por supuesto, ambas interpretaciones estuvieron "amparadas" bajo el imperio de la ley. Entre las discusiones parlamentarias, se puede mencionar, por ejemplo, la intervención del diputado Román Paz, quien manifestó: "El aspecto legal de esta cuestión apenas sirve de cubierta al fondo esencialmente polÃtico que tiene, y de esto estamos convencidos todos los congresales, hay que decirlo con franqueza. Parece que ha resultado incomoda cierta independencia de ideas y de conducta del presidente electo, para los polÃticos que pensaban o creÃan manejarlo según sus deseos o miras, y de ahà las desconfianzas y las alarmas que se propalan con el plan de anular su elección, inventando un óbice legal cualquiera".
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