La primera región de Chile y la economía boliviana

La economía boliviana es el sustento y la base económica del Norte de Chile, más concretamente de las ciudades portuarias de Arica, Iquique y Antofagasta, donde el comercio internacional radica por la exportación de minerales y otros productos desde Bolivia y, por la importación de equipos, herramientas, materia prima y otros por Arica, completándose el "gran comercio" en Iquique, donde también se origina un gran contrabando de productos suntuarios, vestimenta, automotores, electrodomésticos y hasta ropa usada.

Así el norte chileno vive a plenitud un desarrollo de su economía que gira en torno al comercio con nuestro país, con mayor preferencia y otros países vecinos, que también adquieren los productos que llegan a la Zona Franca de Iquique, donde incluso hábiles comerciantes aplican la "triangulación" que resulta ser una forma encubierta de reducir y subvaluar el precio para pagar un mínimo arancel o impuesto aduanero.

En cambio, el puerto de Iquique donde se realizan las mayores operaciones comerciales, fija su uso y derecho de libre tránsito comercial, a través de un Tratado Comercial donde se consigna parámetros interesantes para beneficio de ambas regiones, vale decir el Norte de Chile y el Occidente de Bolivia, puesto que el comercio internacional une las dos fronteras dejando incluso de lado los límites geográficos que son nominales, porque Chile no respetó los acuerdos, minando incluso el paso de frontera, para perjuicio de los bolivianos.

Al parecer esa actitud reprobable, por cierto, podría repetirse por una acción que pueda asumir el presidente Sebastián Piñera, porque sin meditar, el gobernante del Palacio de la Moneda, mostró un abuso de superioridad, de su fuerza y quizá de su poder frente a la actitud de Bolivia que sigue en la búsqueda de una salida soberana al Pacífico, en estricto respeto de su derecho.

La propia oposición chilena criticó la actitud de su presidente, dando a conocer que Piñera debe acelerar los procesos de integración con Bolivia y el Perú, dejando los actos de arrogancia y falta de voluntad, que no permiten construir la Patria Grande, puesto que debemos fortalecernos y estar unidos para crecer y desarrollar como continente y, no ser sólo seguidores de los países grandes que tienen interés en adquirir nuestras materias primas para luego vendernos productos procesados y terminados.

La realidad es concreta, no hay por dónde perderse, puesto que el propio exalcalde de la Ilustre Municipalidad de Iquique, Jorge Soria, puso de manifiesto la importancia del comercio entre su país y Bolivia, dando cuenta que la economía del norte chileno gravita en función del comercio con Bolivia, por lo que no se pierde las esperanzas que sean los pobladores de la I Región de Tarapacá, quienes pidan a su gobierno que analice la posibilidad de otorgar a Bolivia un acceso soberano a las costas del Pacífico.

El mayor pedido de las autoridades bolivianas al Gobierno de Chile fue de asumir una actitud responsable para luchar contra el contrabando, en el marco de los tratados internacionales y convenios bilaterales vigentes con Bolivia, puesto que hasta ahora se ha demostrado que sólo existe una voluntad manifiesta de facilitar el contrabando hacia nuestro país, al extremo que hay vehículos indocumentados que transitan sin ningún inconveniente por la frontera chileno-boliviana, por supuestos pasos no habilitados, así como la mercadería que ingresa por los puestos de control, sin que sea verificada, ejerciendo una actitud hostil arbitraria y abusiva en contra de los bolivianos que se dedican al comercio y van a comprar productos al norte chileno.

La economía de la I Región de Tarapacá a donde corresponden los puertos de Iquique y Arica, dependen del comercio boliviano y la población de esa región está consciente que al igual que Antofagasta, si se acaba el comercio de Bolivia con Chile, se agotan los medios de subsistencia para cientos y miles de familias chilenas que además tienen, en una mayoría, origen boliviano, puesto que se quedaron después de la usurpación de nuestro territorio por la cruenta Guerra del Pacífico.

Ojalá el jefe de La Moneda, retome la relación con Bolivia a través de una mirada constructiva para su propio país y no se embriague con el poder que ostenta, que al final siempre es efímero y pasajero. Sólo así podremos asumir juntos el desafío de impulsar con Bolivia el primer corredor bioceánico, como estructura para tener un vínculo más amplio en las relaciones entre ambos países, para integrar de manera prospectiva intereses y proyectos que se consideran de futuro desarrollo, a partir del comercio y el transporte internacional, además de desarrollar la suficiente infraestructura en las zonas de los pasos fronterizos entre Chile y Bolivia, como único medio de lucha eficaz contra los ilícitos aduaneros, el narcotráfico y como forma de facilitar las operaciones fronterizas de carga y pasajeros.

(*) Periodista