Alianzas rompen unidad política

La cuestión controvertible parece darse justamente cuando falla el sentido de unidad y las perspectivas de un "gran frente" se diluyen en varios intentos y opciones de líderes que al parecer quisieran convertirse en caudillos de sus reductos partidarios, dejando de lado la respuesta que esperaba el ciudadano común de tener no más de dos, quizás tres candidatos presidencialistas.

Si bien, todavía no se cierran las posibilidades de aglutinar candidatos en una sola fórmula, lo que demuestran al presente los líderes de agrupaciones políticas, plataformas y otras agrupaciones, es que su interés va dirigido a dos alternativas posibles, por un lado la presidencial y la otra, copar una buena cantidad de curules que más adelante serán parte de negociaciones partidistas, posiblemente de cierta conducta afín a principios democráticos, sin descartar las intenciones de encarar un nuevo "cambio" que transforme el formato de mando, aunque con resabios de un caudillismo que imponga "condiciones" de cierta intolerancia para cumplir programas que sacudan los cimientos mismos de leyes y derechos.

En función a un movimiento de encuestas a nivel de ciudades capitales, se menciona que el actual mandatario tiene una leve ventaja sobre el segundo que en este caso sería el candidato Carlos Mesa y luego siguen en orden descendente los otros candidatos como Samuel Doria Medina, Rubén Costas, Luis Revilla, Jaime Paz Zamora, Víctor Hugo Cárdenas o Félix Patzi, un variado menú con sabores diferentes, pero poco apetecible en criterio de los analistas.

La situación actual está en un marco de incertidumbre y aunque hay quienes aseguran que las alianzas se fortificarán en función a objetivos paralelos, una vez que comience la otra fase preelectoral, no se vislumbran muchas variantes y el caso es el mismo que ya ha vivido el país en otras elecciones, aunque sin primarias, pero igualmente atomizadas. Se recuerda que en una elección hubo más de una docena de candidatos y el porcentaje de votación fue una afrenta a los anhelos ciudadanos.

No hay que desconocer que en nuestro país la práctica del "caudillaje" es parte del funcionamiento partidario, este sistema no ha tenido variación sustancial, pues los candidatos a la hora de buscar el voto popular lo hacen en función de intereses sectoriales, pero con criterios subjetivos, puesto que las propuestas anticipadas, como las que relievan cambios, se cumplen parcialmente, dependiendo de las condiciones propias de tiempo y espacio en un nuevo proceso de mandato.

Lo que viene adelante genera desde ya mucha suspicacia, pues hay quienes anticipan que recién se verá con mucha claridad el o los intereses sectarios o personales de los candidatos en función de arribismo al Gobierno o realmente el deseo de gobernar, buscando cambios y soluciones a la grave crisis que vive el país, especialmente en los campos de la justicia y la institucionalidad, pero sobre todo el respeto a la Constitución, los derechos ciudadanos y la democracia.

La colectividad civil, está pendiente de los pasos siguientes que deberán dar los políticos, en busca de responder a inquietudes populares, pero enmarcando sus actos en pleno respeto a la Carta Magna y en ningún caso a las presiones de partidos -más o menos- robustecidos por posiciones autoritarias y no realmente representativas de expresiones mayoritarias.