Corría el mes de mayo del año 2002, la contienda electoral con vistas a los comicios del 30 de junio estaba en su punto mayor, Sánchez de Lozada, quien a principios de año casi ni aparecía en las encuestas, estaba ya en tercer lugar, amenazando al segundo que era Evo Morales y haciendo sonar campanas de alerta, entre los asesores del primero, Manfred Reyes Villa.
Como solía acostumbrarse en aquel entonces, la Asociación Nacional de la Prensa, convocó a los candidatos a un debate, dividido en dos escenarios de cuatro contrincantes por oportunidad.
En una mesa absurdamente pequeña, tanto así que los debatientes no podían ni extender los codos, y el moderador estaba casi escondido al medio (era un escenario realmente deprimente), se hallaban exponiendo ideas y enfrentando a los opuestos don Felipe Quispe (el Mallku), Jaime Paz Zamora, Evo Morales y Gonzalo Sánchez de Lozada, estos dos haciendo realmente un esfuerzo infinito por soportar la eventual y cercana vecindad.
Las ideas iban y venían, las acusaciones lo propio, el Mallku fiel a su estilo culpando de todas las desgracias de "su gente" a los blancos invasores e incapaz de proponer una sola idea por un país unitario. Don Jaime Paz, divagante como siempre, seguro de que la palabra bonita, endulza el oído tonto y sabedor como era de que nunca ganaría una elección, a lo único que apuntaba, era a tener la votación suficiente para seguir vivo en el escenario político, y con suerte, ser parte del próximo gobierno, sea quien fuere gobernante.
Entre los que sí hubo debate, no del bueno sino del caliente, fue entre el líder cocalero y el expresidente, quien quiso durante toda la noche, gambetear la ofensiva de Morales, a base de ese extraño, bizarro y muy pícaro sentido del humor que tanto lo caracterizaba.
Hasta que Evo Morales, metió un alfiler al centro de una muela cariada de Goni. El jefe del MAS se apoyaba permanentemente en recortes de prensa, o en publicaciones de la iglesia y otras instituciones. Usando una de ellas, leyó textual: "Estos indios de m?. sólo se asustan, cuando se les mete bala", y acusó de semejante frase nada menos que al hermano de Sánchez de Lozada.
Si bien empezó con cierta calma, en menos de 15 segundos hirvió el agua y el "gringo" estaba que se lo llevaba el diablo y levantando la voz exigía que Morales se retracte inmediatamente y que aclare que fue un militar quien había dicho semejante barbaridad.
Incapaz de mantener la calma, el moderador, con muy poca habilidad buscaba el orden, procurando devolverle el uso de la palabra a Morales para que éste aclare tal aseveración, mientras que el aludido seguía despotricando ya con la voz elevada como pocas veces o más bien nunca se lo había visto.
Cuando le tocó desembrollar el asunto, hábil como es don Evo y con una ingenuidad desopilante, se limitó a decir que: "los indígenas originarios, en la cultura andina, siendo todos, una misma familia, se tratan de hermanos y como quien dijo tal frase, era de la misma casta de Sánchez de Lozada, se refirió a él como su hermano, que quizás él, no podía entender eso".
No sé si lo haya premeditado, de ser así le salió a pedir de boca, y cumplió con creces su cometido, iba a ser sin dudas el primero de los cientos de colerones que estaba reservando el líder del MAS para darle al "gringo" durante los próximos dos años y vaya que fueron muchos de verdad.
Nuestro "hermano" presidente, tiene entre una de sus virtudes, la facilidad de palabra y su estilo coloquial de participar sus ideas entre sus afines y seguidores, lo hace aparte de carismático sumamente potable, pues su verborragia es simple y muy acorde a los públicos que más le interesa alcanzar.
Sin embargo, tiene tres problemas que enfrenta muchas veces, cuando lo que dice le cuesta más de un reproche, burla y hasta la exigencia de una satisfacción por parte de quien fue erróneamente aludido en sus muchos discursos.
El primero y más frecuente es su especial y tremendamente ácido sentido del humor, que a veces está cargado de un morbo sexual bien pesado y que provoca más vergüenzas ajenas que risas. Chistes machistas, misóginos, homofóbicos y degradantes, han formado parte muchas veces de su deseo de hacer reír a su audiencia, creando malestar en el resto de la población que o se ve aludida o se incomoda enormemente con chascos que no tienen absolutamente nada de gracia.
El segundo es, la felizmente cada vez menos de exposición pública, su ignorancia en diversos temas, en especial los históricos, en los que habla por hablar y dice cosas que lo han hecho blanco de mofa a nivel internacional, lo que resulta realmente triste para los bolivianos cuando vemos que periodistas o humoristas cuya cultura general quizás sea incluso más limitada que la del presidente, se revuelquen de risa por sus infortunadas citas.
A ello hay que añadir la incontable cantidad de oportunidades en las que justificó su mala gestión, por ejemplo, en el tema de la salud, la educación, la lucha contra el cáncer y tantos otros, simplemente con su desconocimiento, dejando ver entre líneas que la culpa siempre es de sus asesores y nunca la suya en particular.
Pero sin duda, donde Evo Morales tiene más inconvenientes (y no precisamente porque le traiga inmediatas consecuencias, sino porque sale de su papel de presidente y asume el de cualquier gente), es cuando su lengua le gana a su cerebro y empieza a despotricar contra sus rivales políticos o contra quien ejerce algún tipo de oposición, y acusa cual si fuese un juez todo poderoso, dueño de la verdad, de ser delincuentes confesos o de ser tal o cual cosa o de haber cometido algún tipo de crimen, sin el más mínimo cuidado y sin aportar prueba alguna.
Y es peor, cuando desde su palestra y sin dar derecho a réplica, insulta y ofende a quien se le antoje, peor cuando traspasa cualquier límite, y a sus ofensas agrega amenazas y ultimátums, buscando, me imagino, atemorizar a cualquiera que se atreva a poner en duda su gestión.
El defensor número uno del presidente, don Álvaro García Linera, cuando está frente a sus bases, permanentemente las azuza y las incita buscando que se enerven, usando como pretexto, las permanentes ofensas e insultos que su hermano recibe de parte de la oposición.
En cierta oportunidad, durante media hora, se dedicó a leer desde una pantalla enorme, los diferentes posts en Facebook y Twitter, que supuestamente existían con agravios de personas a las que no identificó y tampoco procesó. En otra ocasión, le dijo a la prensa que, en un cuaderno, llevaba nota de todas las personas que en sus cuentas se dedicaban a injuriar la imagen del dignatario.
Y lógicamente está bien quejarse si son atacados y de paso ofendidos en su honorabilidad, peor si es desde el anonimato que muchas veces brindan las redes sociales, lo que no está nada bien, es que el presidente sin bajarse de su palestra, se ponga al nivel de un barra brava y se dedique a querer un boca a boca lleno de improperios, con quien sea, que además no está en las mismas condiciones desde ningún punto de vista, como lo hizo con Carlos Mesa cuando le dijo cobarde y maleante.
A un año de las elecciones del 2019, con la campaña más larga de nuestra historia, uno piensa que si así empieza el asunto, que el próximo año nos agarre confesados, porque estos rivales se van a dar con todo y al peor nivel.
(*) Paceño, stronguista y liberal
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