Aquel que desea que su vida se torne interesante, sólo tiene que sumergirse en las profundidades de sus emociones, inclinaciones y sentidos, pues quien se vuelve investigador de sí mismo, puede llegar también a acceder a los programas más hondos que haya creado en existencias pasadas y que influyan en su vida actual.
Lo que sembramos a través de nuestra forma de sentir, pensar y comportarnos, se transformará tarde o temprano en nuestra cosecha. Si sembramos cosas buenas, cosecharemos cosas buenas, si sembramos una mala semilla, cosecharemos cosas malas. Discordia, descontento, egoísmo, pasión, odio, envidia, enemistad, codicia y muchas otras cosas, son nuestro ego y son los aspectos que forman nuestro destino. Ésta es la cosecha de nuestra siembra ya que según la ley de emitir y recibir, sólo vuelve a nosotros lo que hemos emitido.
La mayoría de nosotros alguna vez se ha preguntado: ¿Qué me traerá el destino a mí y a los míos? a lo que la mayoría contesta que nuestro destino está envuelto en la niebla de lo misterioso. Pero esto no debe ser así, pues muchas cosas se nos hacen manifiestas sólo cuando echamos una mirada valiente a todo nuestro comportamiento. Pocas veces somos conscientes de que pensamos una cosa pero decimos otra, ocultando lo que realmente pensamos sobre algo o alguien. Pero precisamente los contenidos, es decir, lo que realmente está detrás de los pensamientos, de las palabras y también de los actos es lo importante, no lo que hemos pronunciado, sino lo que realmente contiene ya que esto, su contenido, es lo que va a determinar nuestro destino.
Los golpes del destino pueden llegarse a producir o no, y esto lo determina cada uno de nosotros por sí mismo. Por ejemplo quien se ha reconocido a sí mismo en su comportamiento erróneo, se arrepiente y no vuelve a cometerlos mismos errores, se disuelve en él más de un golpe del destino. Se puede decir que en él se ha transformado lo negativo en fuerza vital positiva.
En cada alma está contenida de forma natural la Ley universal del amor, que para nosotros las personas están expresadas de forma comprimida en los Diez Mandamientos dados por Moisés y en el Sermón de la Montaña de Jesús de Nazaret, los que pueden ser la mejor guía para orientar y conducir nuestra vida. Además para todos aquellos que han buscado una vida feliz en la Tierra , habría que decir que siempre han estado cerca, ya que tanto Los Diez Mandamientos como El Sermón de la Montaña contienen las claves para una vida, plena, feliz y con éxito.
Y ahora… palabras para la interiorización: Vencerse a sí mismo empieza con la observación de uno mismo. El camino al Yo eterno empieza con el vencerse a través de la fuerza del Cristo de Dios. Sólo con la fuerza de Cristo superamos nuestra vida. No desaprovechemos nuestra vida sólo con un modo de pensar egoísta y humano, y con su correspondiente modo de actuar, sino que esforcémonos en ver lo que está detrás de nuestra propia fachada, interiorizándonos y preguntándonos a menudo: « ¿Qué está pasando ahora en realidad? ¿Qué estoy pensando, qué estoy sintiendo, ante qué estoy reaccionando?», así damos un paso para salir de la superficialidad.
Al observarnos a nosotros mismos nos damos cuenta de muchas cosas sobre nosotros. Descubrimos más de algo que hasta ahora no nos había sido consciente. Así se nos plantea también la pregunta: ¿Queremos seguir siendo así como somos en este momento o queremos cambiar? En nuestra vida todo se hará entonces más vivo, y así tendremos la oportunidad de que más de una cosa sea mejor.
(*) www.vida-universal.org
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