Recurrente violencia

Entristece y apena. A la vez, nos llena de bronca e impotencia. Así es el sentimiento cuando nos enteramos, una vez más de algo ya recurrente en las noticias diarias respecto a violencia ejercida contra las mujeres. Es el caso de Karen D.Z., quien afirma haber sido maltratada en los últimos tiempos por un diputado oficialista que funge, además, como jefe de la brigada parlamentaria de Santa Cruz.

AUTOCONTROL

La víctima no soportó más tiempo los maltratos sicológicos y físicos del individuo y optó por hacer la denuncia. Por supuesto, y tratándose de un diputado, la noticia llama la atención y preocupa.

Ahora, la reacción del acusado, llama la atención, por ser, también recurrente en este tipo de líos. El diputado en cuestión niega totalmente las acusaciones, afirmando que jamás golpearía a una mujer, pues vive con su madre.

Por supuesto que, a diferencia del instinto animal, el ser humano está capacitado para controlar la agresividad en todo su entorno y, más aún, entre sus congéneres próximos. Esto es más conocido como el autocontrol, capacidad, quizás propia o adquirida por el ser humano a lo largo de la evolución social.

REACCIONES TIBIAS

El diputado de marras, afirma que demostrará su inocencia, aunque manteniendo su investidura. No cree necesario renunciar al curul y en actitud, más bien cínica, ya se presentó de la mano de su esposa, dando a entender que la acusadora solo habría sido una aventura. Acá, resulta llamativo que la esposa legal del diputado no diga nada ante las aventuras extramaritales de su esposo.

Por cierto, que esto último enerva más el sentimiento de la opinión pública, pues un parlamentario, dada la imagen pública que lleva, debería mantener mayor decoro en su vida cotidiana.

También llama la atención que allegados al diputado, como la juventud masista cruceña, traten de protegerlo y justificarlo. A la vez, senadoras y parlamentarias del oficialismo no se han pronunciado de manera categórica y, más bien, han sido muy tibias en sus opiniones, incluso dudando de la demandante.

Obviamente si el agresor en cuestión hubiese sido opositor, la celeridad y la sanción sumaria quizás ya lo tendrían entre rejas. Menos mal que la presión de los mismos asambleístas, lograron que pidiera licencia para defenderse como cualquier ciudadano.

POLÍTICO

Afirma el diputado Cabrera que la acusación tiene trasfondo político y que se trata de perjudicarle. ¿Sera así? ¿Acaso es vicepresidenciable? ¿O quizás presidenciable, si don Evo declinaría de presentarse a las próximas elecciones? Claro que no, hay gente en el gobierno que tienen muchos más méritos y renombre para estar en la cúspide de su partido. Si bien don Henrry Cabrera es la cabeza de la brigada parlamentaria cruceña, el hombre no es nada conocido en los restantes ocho departamentos, excepto ahora que, gracias al escándalo, su nombre se ha mediatizado.

TESTIGO

El exsuegro de la agredida, testifica que la señora Karen tenía que desaparecer u ocultarse entre 10 a 15 días cada vez que era maltratada físicamente por el diputado, pues en ese lapso de tiempo él cuidaba a los niños de la víctima. Es más, desafió al diputado a decirle de frente que las acusaciones de violencia no son ciertas.

Se espera que las o los jueces de la nueva gestión jurídica valoren todas las pruebas y testificaciones de la víctima y obren en consecuencia. Cuanta falta le está haciendo a nuestra justicia actitudes reivindicativas, luego de aberrantes irregularidades como el sonado caso del Dr. Jhiery Fernández.

(*) Licenciado en Comunicación Social