Fake news en Bolivia

Esta tendencia de desinformación deliberada con la proliferación de las redes sociales de la mano de los cada vez más accesibles teléfonos inteligentes (los cuales pese a la propaganda del gobierno no son un logro de Evo), viene poseyendo cada vez más fuerza en el escenario de Bolivia.

Empero ¿qué son?

Las definiciones de fake news destacan el concepto de intencionalidad, unido a la idea de falsedad. La Fundéu BBVA recomienda el uso de la expresión noticias falseadas, debido a que el adjetivo "falseado" (...) sugiere un matiz de adulteración o corrupción premeditadas.

El Diccionario Cambridge define a las fake news como "historias falsas que parecen ser noticias, difundidas en Internet o usando otros medios, generalmente creadas para influir en las opiniones políticas o como una broma", agregando un comentario respecto de la preocupación existente en cuanto al poder de las fake news de afectar resultados electorales.

El daño en estos casos es inconmensurable, más aún cuando la intención, es engañar al pueblo con fines políticos, ese tipo de situaciones de ninguna manera son compatibles con la vida de un estado democrático, pues se constituyen en un modo más perfeccionado de represión, no sólo de los cuerpos físicos sino de la libertad de la mente y el espíritu de los seres humanos. El sometimiento del pensamiento es quizás la forma más oprobiosa de totalitarismo, la manera de crear una dictadura sin utilizar métodos tradicionales.

Hoy por hoy en Bolivia quizás vemos el mayor despliegue mediático de la historia por parte de un gobierno, ¿cuál será la intencionalidad?

Al coste de miles de millones de dólares, ¿cuál será el objetivo?

El otro componente viene de la mano de la manipulación en las tendencias de la red, manipulación hecha por parte de grupos organizados al respecto, con el mismo afán que el anterior, desinformar. Por razones que no analizaremos hoy el gobierno ha venido destinando varios millones de dólares a la dirección de redes sociales, ¿por qué puede ser eso?

Por ejemplo, 10 meses atrás el rumor sobre un supuesto desabastecimiento de combustible a consecuencia de un paro del sector del transporte pesado en rechazo al ya abrogado Código del Sistema Penal generó una histeria colectiva que llegó a colapsar las gasolineras del país. Pese a los desmentidos difundidos por YPFB, el "pánico" duró al menos dos días, hasta que la población cayó en cuenta de que no había ningún desabastecimiento y que se trataba de una fake news.

Llamativo el caso, pero podría ser un buen ejemplo de lo descrito líneas arriba.

Sea como sea la tendencia de las fake news, llegó a Bolivia para quedarse, para bien o para mal, ahora es el momento de apelar al sentido común y a los conocimientos, pero más que nada al criterio del público receptor de las noticias.

(*) Asambleísta orureño