La crisis brasile帽a y los arrebatos autoritarios de Bolsonaro
05 nov 2018
Adhemar 脕valos Ortiz
El populismo como forma de construcci贸n estatal y como sistema de gesti贸n gubernamental, recurre como filosof铆a de vida a la ret贸rica del barniz para cubrir sus acciones con un halo de supuesta eficiencia, disfraz que oculta en la apariencia su declarada incompetencia en la soluci贸n de los problemas trascendentales de un pa铆s. Se aprovecha descaradamente de la ingenuidad de las masas populares y las arrastra a la materializaci贸n de sue帽os de barro que terminan en el desastre econ贸mico y social y que, en la generalidad de las ocasiones, han terminado en reg铆menes represivos, m谩s totalitarios que 茅l mismo ya que recurren a la violencia en su forma m谩s radical y condenan a los pueblos a la miseria material e intelectual por largos periodos de tiempo.
En su tiempo, en Latinoam茅rica, especialmente en Argentina y Brasil (con Juan Domingo Per贸n y Getulio Vargas), el populismo apel贸 a la demagogia y al discurso populachero, pero eficiente al impulsar el desarrollo industrial. Que tuvo rasgos de fascismo no violento, pero sugestivo es cierto. Sin embargo, este periodo de transformaciones continuadas con exitosas pol铆ticas para los despose铆dos en Brasil con los gobiernos de Juscelino Kubistchek, Janio Cuadros y Joao Gulart, fue diezmado por los reg铆menes militares posteriores, inspirados por la pol铆tica de seguridad nacional de los Estados Unidos contra el comunismo. Miles de comunistas fueron perseguidos, apresados, torturados y diezmados.
Pero los tiempos cambiaron. A los reg铆menes del Plan C贸ndor siguieron gobiernos democr谩ticos d茅biles y despu茅s la hecatombe neoliberal con resultados funestos. Propusieron la bonanza econ贸mica en base a las competencias empresariales. No lo lograron y cayeron en el fiasco. No obstante, no hab铆a sido lo peor, sino la continuaci贸n de la barbarie. En Latinoam茅rica naci贸 un sistema supuestamente izquierdista en muchos pa铆ses que degener贸 al pueblo com煤n y corriente. Era un populismo barato mezclado con reivindicaciones indigenistas que al final fracas贸, porque a la gente se le debe dar trabajo digno y no prebendal, y no inducirle a estirar la mano por limosnas interesadas.
En esta l铆nea, la democracia de Brasil est谩 en situaci贸n de coma democr谩tico. Pr谩cticamente se ha dado un golpe institucional amparado por la mayor铆a de la poblaci贸n, cansada de los esc谩ndalos de corrupci贸n del populismo contempor谩neo. Pero los votantes se equivocan porque hab铆a que expulsar a los supuestos socialistas, pero tambi茅n a sus aliados variopintos. Es un eufemismo afirmar que la corrupci贸n solamente fue del PT, como principal responsable pol铆tico, pero salpic贸 a todos, a los que inclusive ahora se desatan en cr铆ticas, ocultando sus deshonores y actitudes vand谩licas con el erario p煤blico no solamente brasile帽o, sino de otros pa铆ses con contratos fraguados, donde dineros p煤blicos iban a cuentas del Caribe.
Los gobiernos del Partido de los Trabajadores crearon pol铆ticas no nuevas de redistribuci贸n social y de lucha contra la discriminaci贸n social, y Brasil es un pa铆s no tan neoliberal y para acercarse al mismo se necesita un r茅gimen m谩s autoritario como el que propone Bolsonaro, quien es el preferido de los empresarios mercantiles y deseosos de lucrar con el esfuerzo de los trabajadores. Este personaje recre贸 un clima de odio peligroso para el futuro con proclamas incendiarias. Fue eficiente en la excelencia de su t茅cnica de campa帽a, despertando a los demonios discriminadores y racistas que acompa帽an a toda sociedad.
El tema medi谩tico puede ser bueno para Bolsonaro, pero es una actitud figurada, fue parte de un sistema corrupto y su partido tuvo parte. Ahora, con discursos mediocres y altisonantes pretende erigirse en "Salvador de Brasil", cuando sus conocimientos pol铆ticos y econ贸micos, adem谩s de filos贸ficos, son insuficientes y hasta pobres. Enfrentarse de principio a sectores desprotegidos de Brasil ya es una cuenta que deber谩 pagar m谩s pronto que tarde. Peor todav铆a, sus arrebatos discursivos donde acusa al comunismo de todos los males, demuestran su ignorancia te贸rica fundamental porque los reg铆menes del 煤ltimo tiempo en Bolivia, Ecuador, Venezuela, Argentina, Chile, Uruguay y Brasil, en sus diversas variantes, nunca tuvieron que ver con la verdadera izquierda, solamente fueron gobiernos fantoches y mentirosos que mediocrizaron las ideas revolucionarias. Sus exabruptos sobre la ONU deben ser tratados posteriormente.
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