Pareció abrirse entonces (2006) un nuevo momento dentro del gran ciclo democrático, con la propuesta que se denominarÃa en 2009 del Estado Plurinacional. Un "proceso de cambio democrático y cultural". El camino trazado, complejo, contradictorio y arriesgado, llevó al paÃs a una polarización que contradijo la idea básica de la construcción de una nación plural y diversa fundada en la inclusión y la igualdad. Lo simbólico se comió a lo real. El discurso pudo más que los hechos. Más allá de la larga consideración en torno a las peculiaridades económicas externas que cimentaron doce años de mando y de aplicación de una receta muy adornada en lo externo, pero descarnada e implacable en lo interno, la conclusión más evidente es que el proyecto democrático primigenio fue traicionado en su esencia, en tanto ni el diálogo, ni la pluralidad de ideas, ni el respeto al disenso, ni la aceptación del otro como un interlocutor imprescindible para el tejido social, fueron aspectos centrales de la ejecución de ese horizonte "soñado" tras la elección de Evo Morales.
Por supuesto hay importantÃsimas tareas en lo económico y social, que se deberán desarrollar en un proyecto histórico de futuro que debe contemplarse antes de octubre de 2019, pero retomar las banderas democráticas de octubre de 1982, es una primera prioridad.
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