El lector asiente que le produce profunda desazón las precitadas graves sanciones que no generan la atenuación y la definitiva erradicación de la corrupción como legÃtima espiración teleológica de la población, sobre todo de los olvidados, desposeÃdos de fortuna y discriminados, pues la corrupción depaupera la distribución equitativa de la riqueza de un paÃs.
La ley moral por su contenido coincide con los Diez Mandamientos de la Biblia que, aunque no se profese el cristianismo son postulados conmovedores y extraordinarios, cuya causa intrÃnseca y concepción es reservada a un Ser Supremo. Aquella parte de la ley moral puede ser urgida o sobrepujada por medio de leyes positivas o concretadas, siempre que ella misma tolere diversas formas de cumplirla por los usos morales que es la moralidad o por medio de la ley positiva.
El fundamento profundo de la ley moral radica, para apropiarse, poseerla y aplicarla, es decir, en nuestro espÃritu, en las disposiciones buenas o malas. Si no se asimila este proceso interior como fundamento insoslayable de vida unida a la exigencia del deber y a todos los valores necesarios en orden la bondad moral de los humanos, y comprender intelectivamente que el mal (la corrupción), es ineluctablemente algo que no debe ser; la corrupción no cesará.
(*) Abogado corporativo, posgrados en Arbitraje y Conciliación, FilosofÃa y Ciencia PolÃtica (maest), Alta gerencia de abogados (UCB-Harvard), Derecho Aeronáutico, Interculturalidad y Educación Superior, doctor honoris causa (IWA-Cambridge University, USA)
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