Con enérgica concisión y la cabeza alta recibió hoy el presidente José Mujica la derrota de Uruguay ante Holanda en la semifinal del Mundial después de un intenso partido que el mandatario vivió con su mujer, otras autoridades y decenas de niños en el Auditorio Nacional del Sodre.
"Nos tocó perder, con mucha dignidad, pero perdimos. Estamos bárbaros", afirmó Mujica al finalizar el encuentro, que siguió a través de una pantalla gigante en el Sodre, reinaugurado el año pasado después de permanecer cuatro décadas cerrado por un incendio en el año 1971.
La jornada, aunque con final triste, fue festiva para el mandatario y el resto de la platea, formada por pequeños de las escuelas de fútbol de los principales clubes del país y menores del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay, que acoge a niños de la calle.
La actividad forma parte del proyecto "Pelota al medio de la esperanza", con el que el Gobierno ha tratado de promover durante todo el Mundial el uso del deporte para mejorar la convivencia.
Mujica, un ex guerrillero de 75 años, que pasó trece en la cárcel, poco apegado a las formas y que ha convertido su humilde chacra (finca agrícola) en la residencia presidencial, siguió la primera parte con una emoción contenida que solo se desbordó cuando Forlán anotó el tanto del empate a uno.
Se levantó de su asiento, alzó los puños en señal de victoria e intercambió comentarios con su esposa, la senadora Lucía Topolansky, y con el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, que lo flanqueaban entre el público.
En el descanso, con el marcador igualado, el optimismo reinaba entre los asistentes, como Marianela Umierrez, maestra de la Ludoteca de los Teritos, en el populoso barrio del Cerro, que definía el partido de "electrizante, muy emocionante".
"Por supuesto que vamos a ganar, ya venimos todos equipados para festejar", aseguraba la profesora, que alabó la invitación a los niños "porque el deporte es fundamental para los chiquilines".
"Nos están valorando mucho el esfuerzo", afirmaba por su lado Pablo Cuello, entrenador de la escuela de fútbol del club River Plate, de la primera división uruguaya, también sobre el plan gubernamental.
A pocas butacas de distancia, varios integrantes del Ballet del Sodre animaban también a la selección nacional, de la que son tan forofos que hasta lucen la camiseta celeste en sus ensayos cuando hay partido, confesó a Efe una de sus integrantes, María Noel Bonino.
"Holanda está bravo, pero me parece que vamos bien", pronosticaba además la bailarina en el medio tiempo.
Pero en la reanudación los peores presagios se hicieron realidad y con los goles holandeses fue llegando también el silencio a la sala.
La preocupación se adueñó de Mujica, que una y otra vez cruzaba los brazos y se llevaba la mano al mentón mientras observaba la pantalla con la mirada pérdida.
Los más pequeños, sin embargo, aún tuvieron fuerzas para gritar "Uruguay, Uruguay" y cantar el "Soy celeste" antes de que Pereira anotara el segundo gol uruguayo, un rayo de esperanza que desgraciadamente llegó demasiado tarde.
Con el pitido final, el presidente levantó los brazos en cruz y se llevó las manos a la cintura, algo compungido con un resultado que, sin embargo, no ha logrado destruir la ilusión de este pequeño país de 3,3 millones de habitantes.
"Para mí no fue una derrota, para mí, ganamos. Ya llegar hasta aquí fue increíble. Me siento muy orgulloso de ser uruguayo", afirmó a Efe Lucas Gularte, integrante de la Orquesta Artigas, que había tocado para el auditorio antes del partido.
Fuente: Montevideo, 6 (EFE).-
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.