Miercoles 31 de octubre de 2018

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Ni los más duchos astrólogos, adivinos o clarividentes habrÃan profetizado el fin que hallarÃa esa organización criminal, fundada en 1990, en Sao Paulo-Brasil (ciudad a la que debe su nombre), al tener que enfrentarse a los múltiples actos de corrupción que dejaron al borde de la quiebra al Brasil, a la Argentina y al Ecuador; y en la inopia total, a Venezuela.
Esa entelequia creada por Fidel Castro y Lula Da Silva, dirigida a recaudar los fondos que pudiesen subvenir la profunda crisis económica por la que atravesaba Cuba después de la caÃda del muro de BerlÃn, y la consiguiente supresión de la manguera de oxÃgeno que la conectaba con el bloque soviético y, con la subida de Chávez al poder en Venezuela, se convirtió en la plataforma electoral más efectiva para encumbrar en la presidencia a sus socios de Argentina, Bolivia, Ecuador, Paraguay y varios otros paÃses de Centroamérica.
Han transcurrido 18 años desde la fundación del Foro de Sao Paulo, y su experimento con el Socialismo del Siglo XXI sólo trajo consigo corrupción y rapiña de las arcas públicas, al margen de la temible presencia del narcotráfico, como un estigma de su paso por los gobiernos de la región. Lo peor, han desaparecido miles de millones de dólares, que bien administrados, pudieron servir para sacar de la pobreza y el atraso a los paÃses que fueron vilmente saqueados y hoy, como Venezuela, se debaten entre la más triste realidad del hambre y la desesperanza.