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Sábado 27 de octubre de 2018

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Revista Tu Espacio

Empleo de probióticos en pediatría

27 oct 2018

Por: Dr. Gerson R. Ávila Antezana (*) y Dra. Sirlhey Zarzuri Veizaga - exclusivo para Tu espacio

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El intestino humano alberga una comunidad de bacterias comensales diversa (microbiota) que mantienen una relación simbiótica con el huésped, de modo que influye permanentemente en su fisiología.

Hay evidencia clara de que las interacciones bacteria-huésped en la mucosa intestinal desempeñan un papel muy importante en el desarrollo y la regulación del sistema inmunitario. Si esta interacción no es adecuada, la homeostasis ante la carga antigénica ambiental y la respuesta del individuo pueden fallar.

Esto puede desembocar en el desarrollo de patologías de desregulación inmunológica frente a estructuras antigénicas propias (autoinmunidad), incluyendo la propia microbiota (enfermedad inflamatoria intestinal), o estructuras antigénicas ambientales (atopia).

En la actualidad se da gran importancia a la modulación de esta microbiota intestinal mediante los alimentos funcionales, que son aquellos que añaden un efecto beneficioso sobre la salud a la función nutritiva. Entre sus constituyentes, algunos de estos alimentos contienen:

Probióticos (microorganismos vivos que administrados en cantidades adecuadas producen un efecto beneficioso para la salud y el bienestar del huésped).

Prebióticos (carbohidratos no digeribles cuya ingestión induce el crecimiento de microorganismos beneficiosos).

Simbióticos, una asociación de los dos anteriores.

APLICACIONES CLÍNICAS

Los probióticos han sido utilizados en un gran número de patologías pediátricas, principalmente problemas gastrointestinales con alteración de la microbiota intestinal, como la diarrea infecciosa, el sobredesarrollo bacteriano y, más recientemente, en los procesos inflamatorios crónicos como la enfermedad inflamatoria intestinal o los trastornos funcionales como el cólico o el estreñimiento del lactante.

También se ha valorado su efecto beneficioso en alteraciones inmunológicas como la dermatitis atópica, o en la prevención y tratamiento de la alergia alimentaria y, en los últimos años, en la prevención de patología del recién nacido pretérmino y la infección por H. pylori.

Sin embargo, los pediatras no han incorporado del todo, en su práctica clínica habitual, el uso de probióticos, debido a la disparidad en los resultados y diseños de las investigaciones, lo que no ha permitido hasta el momento establecer guías definitivas de tratamiento. Aunque últimamente se han multiplicado los ensayos clínicos sobre probióticos en Pediatría.

¿Y dónde los encontramos?

Te lo contaremos en la siguiente edición.

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