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Domingo 21 de octubre de 2018

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Revista Dominical

El Derecho, in dubio pro reo

21 oct 2018

Por: Vicente González Aramayo Zuleta - Abogado, penalista, Miembro de la Academia de Ciencias jurídicas, ex Juez de Sustancias Controladas

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Larga es la fila de los fósiles humanos si nos remontamos a mencionar al Australophitecus Africanus, (mioceno, ll millones de años). Siguiendo por Lucy (4 milllones.) el Zinjanthropus, (3 millones.), el hombre de Java (2 millones.), el Hombre de Heidelberg, (entre un mil y 900 mil años), el Hombre de Neandertal 85 mil), y el Hombre de Cromañón, 50- 45 mil). Se ha establecido que el neardertalense y el de Cromañón fueron coetáneos, ambos conocieron y hacían fuego, pero como este segundo de ellos fue ya más civilizado, inventó la rueda, las palancas, la hoz, la guadaña, modificó las ramas para usos diversos, creó los instrumentos de producción, dejó de ser pre agrícola para ser sembrador y cosechero de la producción, creó sistemas acería. Sostienen los paleontólogos que éste hizo desaparecer al de Neandertal. Sin embargo algunos de estos científicos sostienen también que el de Cromañón aprendió algunas cosas de los de Neandertal antes de eliminarlos. Es preciso entender que esta especie humana ya perfeccionada, haya vislumbrado el sentido de la justicia. Tiene que haber sido así puesto que en una acción de cacería defendían su pertenencia como un derecho del grupo por prioridad en las acciones. Igual aconteció con el fuego. De la misma especie humana se formaron grupos de asentamientos en diferentes lugares geográficos. Todos los grupos desean conquistar el fuego, es decir hacerlo. Por causa de ello hubo encuentros sangrientos, pero ya tenían el sentido de la justicia por efecto del derecho de cada grupo.

Así, iba evolucionando el pensamiento de los pueblos. De ahí salió la noción del bien y el mal, de ahí se formaron los principios de la filosofía y la metodología que condujo al principio del Derecho. Con la invención de la escritura por los sumerios, fue acelerado el desarrollo de la civilización (3), se formaron los pueblos, a cada uno de los cuales caracterizó peculiares formas de vida y costumbres. Se encuentra en cada pueblo el desarrollo de la cultura material y de la cultura espiritual. La primera de ellas se encuentra en pensamiento y la sedimentación de la sabiduría de los ancianos, quienes acumulan gran experiencia en obras escritas en volúmenes de diferentes materiales según el tiempo, pudieron ser tablillas de arcilla, hojas, o cortezas de árbol hasta la invención del papel. En toda esa monumental obra se encuentra evidentemente el Derecho. Ahí definían los principios elementales de darle a cada uno lo suyo, señalarles obligaciones. Se formaron los abogados que deberían defender a los que no podían por su escasa instrucción. El abogado debía estar profundamente inserto en el plano de la ética y la moral, pero, por qué no pensar que es posible también que allí se hayan ya generado, quizá sutilmente, indicios de la obra del demonio: la tentación muy humana que devengan en actos corruptos como la chicana y el prevaricato, pero también hay que admitir que la vigilancia y las sanciones eran en la medida de la autoridad y carácter de los prohombres del Derecho. No quiero alargarme mucho en este lacónico artículo, mas hay que sintetizar con el concepto de que al derecho ha sido el mecanismo de los pueblos, organizado con el tiempo en forma científica y sistemática por los romanos. En el Derecho Romano se hallaba la esencia de los pueblos civilizados, porque allí se encuentra con profundidad la filosofía del Derecho. Es por eso también que son reconocidos los grandes jurisconsultos romanos, y por tal virtud se estableció la enseñanza del Derecho Romano en las universidades de todo el mundo, algo así como el equivalente a la anatomía en medicina o matemáticas en ingeniería.

Ahora bien, de toda la sabiduría en Derecho dejada por los jurisconsultos romanos, existe un aforismo profundamente sabio, dejado por Papiniano, mentor el emperador Caracalla: "in dubio pro reo", quiere decir que si el juez se viera ante una duda, al juzgar, por mucho que sea pequeña la duda debe absolver al presunto culpable, porque "ante la duda es imperativo absolver al supuesto culpable, antes de condenar al inocente". Esta era una perla de muestra para el caso actual del juzgamiento del médico, que presumiblemente había violado al niño Alexander. Esta era la ocasión de aplicar aquella máxima de "in dubio pro reo" al juzgar al médico, y no extraviarse en medio de un torbellino de papelería y verborrea que eran para enredar más el problema, como si fuera para marear la perdiz. Parece mentira que haya sido la ebriedad de una juez la luz para alumbrar la verdad! Esa duda que giró vertiginosa durante todo el proceso, hace aparecer como irresponsables, y quizá corruptos, a ciertas autoridades. Total, ¡una comedia muy típica de nuestra idiosincrasia!

En materia penal todo es de trato consciente y delicado, de análisis riguroso. Nadie puede juzgar mediante presunciones o supuestos. El médico forense verbigracia, no puede suponer nada, debe abocarse a su técnica, no puede presumir por ejemplo que una ruptura de himen sea por violación, eso corresponde a la criminalística, a la policía. Por otra parte, debería existir en los juzgados un gabinete psicológico, pues en algunos casos sería como quitar un velo que a veces cubre la vista del juez, y que por causa de ese velo puede condenar a un inimputable, pero, tenemos también que comprender que el juez debe tener un buen grado de cultura jurídica (ciencia del derecho), suficiente para poder aplicar resoluciones, más aun, sentencias. Esta cultura no siempre puede venir en el bagaje profesional desde las aulas de la universidad, sino por iniciativa propia? Asistencia a las bibliotecas.

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