La desazón más absoluta cunde entre las bolivianas y bolivianos debido al fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya sobre la demanda boliviana para obligar a Chile a negociar de buena fe el acceso soberano de Bolivia al Océano Pacífico. Son circunstancias adversas que ponen en una encrucijada a nuestro pueblo que confiaba en un buen resultado por la propaganda gubernamental y el peso político y jurídico de los que elaboraron y defendieron la demanda.
En este contexto se deben señalar algunas causas del fallo que terminantemente no fue justo y se perdió en elementos jurídicos y no de justicia:
La Corte apeló al derecho puro aplicando la letra muerta del Derecho Internacional, llenando de lodo su propio nombre (Corte Internacional de Justicia). Puede tener sus razones, pero éstas no están plenamente justificadas en su fallo.
Por lo visto Chile movió resortes ilegítimos para posibilitar su victoria.
Los juristas que representaron a Bolivia se contagiaron del triunfalismo del Presidente y no fueron capaces de interpretar adecuadamente la jurisprudencia de la Corte y las bases del Derecho Internacional.
Si bien la Corte desechó los argumentos de Bolivia apelando a que Chile nunca se comprometió formalmente con Bolivia, con carácter jurídico vinculante, a concederle una salida al mar con soberanía, no consideró el documento firmado por el dictador chileno Augusto Pinochet Ugarte a raíz del proceso iniciado en Charaña en 1975, donde ofrece de manera clara y con contenido vinculante un acceso soberano al Pacífico por el Norte de Arica. Un craso error u omisión deliberada de la mayoría de los jueces que se aplazaron.
El actual gobierno boliviano ha cometido un grave error coqueteando con Chile. Y la política del Tribunal de La Haya tampoco resultó, ya que los jueces de la CIJ no se basan en razones, por más justas que sean, sino en documentos escritos y firmados.
Ante esta deprimente situación, refrendada por hechos incontrastables, muchos políticos y analistas, por oportunismo o de buena fe, señalan que existen otros caminos, apelando al diálogo directo o recurriendo a otras instancias internacionales. En esto se percibe mucha ingenuidad o cálculo político. La política se refiere a la lucha por el poder y a su preservación, no tiene nada que ver con ilusiones o esperanzas que descansan en bases endebles. Lo cierto es que el fallo de la CIJ fue una derrota contundente del MAS y su Gobierno y no se debe tratar de disimular con nuevas esperanzas falsas.
Ahora es necesario preguntarse: ¿Qué se debe hacer para adelante? Tendrían que cambiar muchas cosas en la memoria de los chilenos, los que están lamentablemente mal informados sobre lo que ha hecho su casta gobernante a lo largo de toda su historia. El chileno medio sabe poco de historia, su formación es extremadamente precaria en materias humanísticas. Confiar en que esto cambie es ridículo. Por otra parte, el presidente Piñera ha señalado taxativamente que está dispuesto a dialogar con Bolivia sobre cualquier tema, menos negociar un acceso soberano al Pacífico. Está borracho por el triunfo en La Haya.
En una coyuntura internacional desfavorable es mejor no interponer demandas que las tenemos perdidas de antemano, es gastar pólvora en gallinazo, y como la obligación constitucional de los bolivianos es recuperar el Litoral, dejemos de vivir de sueños y volvamos a nuestra cruel realidad: en un país en crisis total y con un empate catastrófico, primero debemos solucionar nuestros problemas internos, unirnos en la diversidad, crear una sola Nación y amar sobre todas las cosas a nuestra Patria, para desarrollarnos plenamente y potenciarnos en todos los niveles, especialmente en el militar para tener un ejército profesional y eficiente y además con la tecnología militar más avanzada, de esa manera podremos hacer realidad la única vía posible para recuperar el Litoral, previa denuncia del Tratado de 1904: ¡¡¡la guerra!!! Y como para esto se necesita mucho tiempo todavía, por el momento se debería cerrar fronteras con Chile definitivamente, no comprar ni consumir sus productos. De esta manera no se contribuye con el comercio y el turismo al desarrollo del Norte chileno. Se deben buscar otras alternativas comerciales y hacer realidad de una vez por todas el puerto de Ilo.
Finalmente, ¡¡¡Lo que se perdió con sangre, se debe recuperar con sangre!!!
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