Viernes 12 de octubre de 2018
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Quizás la clave para entender la relación entre Picasso y Picabia esté en una novela, el Aurélien de Louis Aragon. No es que Picasso y Picabia fueran amigos. De hecho, se miraban con cierto recelo. Sà que fueron vecinos en Mougins y coincidieron algunos veranos en la Costa Azul, donde sus hijos solÃan jugar juntos en la playa. ¿Rivales?Tampoco. Al menos, para Picasso. Y Aragon lo captó magistralmente en su novela, un cuadro literario del ParÃs de les folles anées 20, un ParÃs que no se puede describir sin Picasso (que aparece con su nombre real), pero en el que también transita un tal Zamora -aquà sà usó un pseudónimo para Picabia- que se creÃa "el rival de Picasso, lo que le habÃa hecho caer en el dadaÃsmo, con la idea de superarle".
La casual relación de Picasso y Picabia empezó por el mismo nombre. Los dos Picas, como les llamaba el marchante Léonce Rosenberg. Y, al principio, cuando aún eran poco conocidos, la prensa de ParÃs solÃa confundirles por la sonoridad hispana del apellido e incluso su aspecto, llegando a presentarles como falsos gemelos. Más de una vez aparecieron vestidos iguales. Aquà entra Gertrude Stein con su ojo crÃtico: "Picabia y Picasso son más o menos de la misma estatura, que es bastante baja, y pesan más o menos lo mismo, que es un peso bastante honroso. Y no serÃan quienes son si uno fuese el otro. (...)Se ponen sin saberlo la misma corbata y esta vez llevaban exactamente el mismo par de zapatos (...): tenÃan la misma estatura, tenÃan los mismos zapatos, pero no se parecÃan nada, nada en absoluto". Lo escribió en su AutobiografÃa de todo el mundo (1937).
Fuente: El Mundo