La mujer es el ser más importante de la creación y estos aniversarios no deberÃan caracterizarse por una retahÃla de deseos nihilistas e hipócritas que no se consuman en realidades tangibles y de vigencia ilimitada.
Lo importante es obrar jurÃdicamente y alcanzar una solución universal que sitúe a la mujer con plenitud de derechos y oportunidades sin restricción alguna; acción deseada y enmascarada por la hipocresÃa, pues se crean leyes, pero no se hace nada en la implementación activa y el peor enemigo es esa irrenunciable ansia del hombre de mantener su prevalencia.
Existen todavÃa hombres que, cuando lean este artÃculo, pensarán que el columnista ha enloquecido, al proclamar y desear con diáfana sinceridad y admiración para la mujer las reformas jurÃdicas, polÃticas y participativas, pues pocos se imaginan todavÃa el cambio sustancial y positivo que generarÃa una verÃdica proporcionalidad y equidad en los puestos de dirección en nuestro paÃs y en el resto del mundo, empero, esto se niega sistemáticamente y la prueba es la estadÃstica local y mundial, con el bajo Ãndice de mujeres en puestos de poder de decisión; esta posibilidad de un mundo dirigido por la mujer en equidad con el hombre produce emoción genuina de cambio y del desarrollo humano.
Este columnista escribe unos cortos párrafos de un poema dedicado a la mujer:
"Mujer, en sà no vives sino en la persona que amas y te olvidas de ti misma para identificarte con dimensión de empatÃa completo al amor por la igualdad.
Punto de inflexión fueron el baño de ArquÃmedes, el árbol de manzano de Newton y el camino de Damasco de San Pablo; para la mujer, hoy, es el valor supremo de la igualdad y la justicia"
(*) Abogado, escritor, autor del libro La Mujer
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