El asunto está en las polÃticas que puedan estructurarse para atraer inversiones, una compatibilidad de seguridad y de beneficios que garanticen la recuperación de capitales, bajo el cumplimiento de regulaciones de impuestos y el cuidado de las condiciones medio ambientales en cualquier instancia de la producción minera.
En el plano de la minerÃa mediana, la última y significativa inversión corresponde a San Cristóbal en el distrito de PotosÃ, un proyecto que demoró 10 años en consolidarse y que está avanzando en un periodo aproximado de su actividad extractiva, considerándose posible su ampliación, dadas las condiciones factibles de incrementar capitales y ampliar la operación, en este caso la más favorable a la economÃa nacional y de la región potosina.
INVERSIONES DE ALTO VUELO
Donde faltan inversiones pero de "alto vuelo" es en el sector de la minerÃa privada mediana y chica, nivel en el que se mencionan grandes posibilidades por la existencia de yacimientos mineros, pero que necesitan ser cuantificados, para establecer las potencialidades de reserva, el valor de las inversiones y el tiempo de ejecución de los nuevos proyectos, una fase importante que corresponde a la prospección y exploración, antes de emprender la extracción de minerales.
Pero no hay muestras de inversión, salvo las comprometidas con YLB, en el caso del proyecto litio o la concesionada a una empresa china, en el caso del hierro del Mutún, por lo demás no hay atisbos de que se impulsen inversiones para nuevos proyectos departamentales, el caso de Oruro, un distrito eminentemente minero, pero en el que no hay ninguna intención de inversiones mineras de magnitud.
Hace poco tiempo atrás el titular de minerÃa fue parte de una reunión importante con autoridades y empresarios privados locales, además de dirigentes sindicales e institucionales, adelantando la intención de "firmar en los próximos dÃas" un convenio para impulsar la "reactivación minera de Oruro". El hecho y por el tiempo transcurrido es solo otra promesa más y la minerÃa sigue inactiva.
Se refrenda el estudio del Instituto Frazer, cuando especialistas nacionales coinciden al opinar que "la legislación (minera) vigente en Bolivia introduce varias medidas de inseguridad jurÃdica y poca atracción a las inversiones, lo que desfavorece a la producción y eventual industrialización de varios minerales que posee en su territorio".
La Ley Minera 535 promulgada en mayo del 2014, no es todo lo operativa que se deseara porque en más de cuatro años de vigencia carece de reglamento y una escala apropiada de tipo tributario, por lo mismo cualquier inversionista está sin posibilidades de disponer capitales al no saber la "suerte de sus operaciones", máxime si no hay derechos mineros reales y rigen sólo contratos administrativos y de asociación, mientras que los recursos mineralógicos no pueden ser inscritos como derechos propietarios y ninguna persona puede alegar ese derecho, ni usarlo con fines de titularización, garantÃa o seguridad. La real interpretación de la medida necesita de una adecuada reglamentación que evite las dudas sobre "algunas seguridades que de todos modos requieren los inversionistas" sobre la materia utilizable en minerÃa.
Por lo que se sabe, cuatro licitaciones del Gobierno fracasaron, no hubo interesados, se mencionaron "vicios jurÃdico administrativos" y el tiempo ha transcurrido y en el caso de Oruro, hay una esperanza de que avance ese proyecto, toda vez que en la Metalúrgica de Vinto, podrÃa ser emplazada la nueva factorÃa metalúrgicaÂ?pero no se sabe cuándo. De manera general ese es el panorama de la perspectiva minera nacional y departamental.
Fuente: Medios. Agencias.
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