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COLEGIO JESÃ?S MARÃA - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
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Domingo 07 de octubre de 2018

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Informe Especial

COLEGIO JESÃ?S MARÃA

07 oct 2018

Conmemorando el Bicentenario de la Congregación de las Religiosas de "Jesús-María"

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¡SEAN POR SIEMPRE ALABADOS JESÃ?S Y MARÃA!

Reseña histórica

La Congregación de las Religiosas de Jesús-María debe su existencia al celo apostólico y al amor de Dios de Claudina Thévenet. Fiel al carisma recibido del Espíritu Santo para el bien de la Iglesia, Claudina se entregó totalmente al plan que Dios tenía sobre ella.

Claudina Thévenet nace en Lyon (Francia) el 30 de marzo de 1774 su juventud está profundamente marcada por las violentas repercusiones de la Revolución Francesa, especialmente por la cruel ejecución, ante sus ojos, de dos de sus hermanos. El perdón heroico que entonces concede, a ejemplo de Cristo en la cruz, abre su corazón a la miseria bajo todas sus formas y la induce a darse a las obras de misericordia en una Asociación piadosa, para llevar hacia Dios a los que tienen la desgracia de no conocer su amor.

La íntima experiencia de la bondad de Dios y de las necesidades de su tiempo la impulsa a entregarse particularmente a la educación de las jóvenes. Algunas compañeras que sienten atraídas por su ejemplo la ayudan y, el 31 de julio de 1818, se ofrece totalmente a Dios obedeciendo en fe a la palabra del padre Andrés Coindre: "Deben reunirse en comunidad". En ese momento su elección se centra definitivamente en la educación cristiana de la juventud y sobre todo de las niñas pobres.

Y, la noche del 5 al 6 de octubre, Claudina salió, "sin saber a dónde iba", hacia una pobre casa alquilada de Pierres-Plantées, cerca de la parroquia. Allí se instalaron ella y otra compañera, con una obrera, un viejo telar y una huérfana: germen de la Congregación y de la Comunidad Educativa. Fue una noche de desolación y angustia, hasta el punto de que, al final de su vida, la recordaba como la noche más terrible que jamás había conocido: "me parecía haberme comprometido en una empresa loca y presuntuosa, que no tenía ninguna garantía de éxito, que, al contrario, todo hacía pensar que acabaría en la nada", iniciando un nuevo camino sin sospechar siquiera la trascendencia que esta obra tendría en los cinco continentes

La Congregación de Jesús-María había nacido en el silencio y la sencillez, la pobreza y la contradicción. Poco a poco se fueron uniendo otras compañeras. Así, el número de religiosas y niñas crecía y la casa era insuficiente. Por eso más tarde se trasladan a una finca de la colina de Fourviére: la Angélica, que será considerada Casa Fundadora de la Congregación. Allí se instalaría una Providencia para chicas pobres y, tres años después, un Pensionado para hijas de familias acomodadas.

La vida en la nueva Congregación, que pronto vio abiertas otras casas en Francia, fue transcurriendo no sin dificultades. Pero estos sufrimientos fortalecen la fe y la esperanza de Claudina, que muere en Lyon el 3 de febrero de 1837 a los 63 años de edad, pronunciando esas palabras que resumen su vida y nos ha dejado como legado: "¡Qué bueno es Dios!".

A su muerte la Congregación era un pequeño árbol: tenía 19 años, dos casas en Francia, con Providencia y Pensionado, y un grupo de religiosas. Pero el pequeño árbol no teme enraizarse en tierras lejanas. El fuego encendido en Lyon empieza a extenderse, primero en Asia, en la India, en 1842. Más tarde en España, en 1850; en América del Norte en 1855, primero Canadá y después Estados Unidos. En 1902 las religiosas pondrán pie en América Latina y Caribe con una fundación en México a la que seguirían luego otras en varios países. También crece la expansión en Europa y en Asia. Y, por fin, en 1961, se abre la primera casa en Bolivia.

A solicitud del Papa Juan XXIII se da la llegada de las primeras misioneras a Bolivia, "si ustedes quieren hacer un gran servicio a la Iglesia vayan a Bolivia y de Bolivia a Oruro". Es así que el 11 de enero de 1961, llegaron cuatro religiosas de nacionalidad española y una argentina: Madre Ana María Monrabá, quien fue la superiora y directora; Madre María del Carmen Ducet (San Luis); Madre María Ester de Paredes, Madre San Humberto y Madre Bernardita, todas ellas con la misión de "hacer conocer y amar a Jesús y a María por medio de la educación cristiana en todos los ambientes sociales con preferencia hacia los jóvenes y, entre ellos, los pobres."

Estando en Oruro se hacen cargo del colegio San Ignacio de Loyola fundado por los padres Jesuitas e inician lo que hoy es el colegio Jesús María, para lo cual alquilan un edificio ubicado en las calles Pagador y Junín, que luego resulta insuficiente, donde funcionarían los primeros cursos del nivel Inicial completándose posteriormente hasta Secundaria; paulatinamente desde entonces, las comunidades de Jesús María se expandieron a: Cochabamba, Santa Cruz, La Paz y Beni

S. Claudina construyó su proyecto educativo sobre la fe en el hombre y la fe en Dios, a nosotras, religiosas de Jesús María, educadoras de los hombres y mujeres del segundo milenio nos toca realizar hoy el proyecto de aquella mujer con el celo ardiente, el realismo y la sencillez de su corazón de apóstol constantemente atento a las llamadas de Dios y de la humanidad.

¡QU� BUENO ES DIOS!

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