El crecimiento del negocio ilegal de contrabando que se desarrolla, inclusive con movimiento de gente conocedora de vericuetos en la enorme extensión del árido terreno, por donde guÃan las caravanas de enormes camiones, obligó a nuestras autoridades a reforzar las acciones de represión de manera coordinada con funcionarios de aduana, para identificar y detener a los transgresores, además de incautar vehÃculos y mercaderÃa sin registros oficiales.
La tarea se supone sacrificada, pero de alta responsabilidad, pues está en juego la solvencia de las FF.AA. asà como la seriedad de las autoridades de aduana en los operativos que puedan efectuarse y que logren disminuir efectivamente el tránsito de los contrabandistas.
Aparentemente las operaciones se han estado realizando de manera coordinada y mostrando mayor efectividad cuando otro organismo como el COA y fracciones policiales no abastecÃan para ejercer control a un poderoso enemigo, bien equipado e inclusive armado que rebasaba controles y llegaba a destinos en poblaciones rurales y luego ciudades con millonarias cargas de mercaderÃa ilegal. Ante ese crecimiento organizado de contrabando, la respuesta fue incluir a efectivos militares en el control efectivo de nuestras fronteras.
Lamentablemente, las cosas no siempre se cumplen como deberÃa ser y una reciente denuncia pública asà lo demuestra al señalar que dos ciudadanos bolivianos y vecinos de poblaciones rurales, fueron objeto de graves agresiones, violación de sus derechos, golpeados con fiereza, hasta poner en riesgo sus vidas por el ataque injustificado de efectivos militares del CEO, algunos plenamente identificados como responsables de los abusivos actos de violencia inusitada y absolutamente injustificada, comprometiendo la integridad y la humanidad de vecinos que nada tienen que ver con el contrabando, se trata de ciudadanos connacionales, uno de 16 años y otro de 33, que cumplÃan sus labores de tipo particular.
El hecho es de conocimiento de autoridades del Regimiento Mejillones las que habrÃan comprobado la magnitud de lesiones causadas con la inexplicable golpiza a ciudadanos ajenos a tareas de contrabando u otras delictuosas. Está bien que las autoridades cumplan una función elementalmente de control y represión del contrabando en las fronteras, pero no asÃ, con violencia delincuencial y lo peor contra personas particulares y sin vinculaciones ilegales. Este hecho debe ser investigado, por el riego que entraña la abusiva acción de efectivos castrenses.
Fuente: LA PATRIA
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