De hecho, desde los años noventa no aparece ninguna figura polÃtica con su vigor y capacidad de trabajo. Los dirigentes de la oposición, casi todos perdedores en lides electorales, no le hacen sombra. Morales tiene una gran vocación de poder, de emprendimiento, de riesgo, de coraje y es capaz de pasar y de pisar, sin medir las consecuencias ni la legalidad de sus actos. Asà lo quieren demasiados bolivianos.
Sin embargo, desde que aceptó una candidatura inconstitucional en 2015- ya ensombrecida desde la "interpretación" para habilitarlo el 2010 y el episodio Tipnis- aquel torrente impresionante, no ha parado de caer y caer y caer, esparcido en gotas sueltas que desdibujan para la Historia todo lo que fue, lo que pudo ser.
Desde hace un lustro es un nuevo Prisionero de Palacio, rodeado de personajes que saben que sin aferrarse a su casaca- sin chuparle las tetillas- no son nada y no serán nada fuera del poder efÃmero. Cantos de sirena que no frenaron su ilegal candidatura y llenaron desde "el dedazo" las listas parlamentarias con figuras opacas, listas para el aplauso, duras para la reflexión.
Morales tiene aún una puerta para no salir por la ventana: anunciar que no será candidato el 2019 y que respetará la voluntad popular del 21 de febrero de 2016. Asà como Bolivia deberá acatar el fallo de la Corte de La Haya con humildad y sin pretextos.
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresÃa Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del dÃa en PDF descargable.
- FotografÃas en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.