En el artículo titulado Un juicio civil con grave carencia de evidencias (La Patria, 25 de agosto), el autor Adhemar Ávalos Ortiz demuestra ser un analista serio cuando dice que "opinar contra el criterio de la mayoría puede ser incómodo, pero en todo caso apasionante cuando se tiene la certidumbre de la verdad".
Esta posición es encomiable, y agradezco al autor por asumirla. La búsqueda de la verdad requiere de constante esfuerzo y vigilancia para no dejarse arrastrar por mitos e interpretaciones facilonas. Puede ser más conveniente asumir a ciegas las consignas populares, pero el señor Ávalos no lo hace. Es por ello que me permito destacar algunos pasajes de su artículo y hacer algunas observaciones propias, como punto de partida de un debate que ya no puede ser postergado.
Como bien dice el señor Ávalos refiriéndose al juicio civil en Estados Unidos contra mi padre: "La sentencia del juez James Cohn, de la Corte Federal de Fort Lauderdale de EE.UU., se basó en la falta de evidencias" tal como fue extensamente demostrado en ese proceso que determinó que el expresidente no fue responsable de la violencia desatada en 2003.
El señor Ávalos agrega: "Lo cierto es que en "Octubre negro" se desataron las hordas que después se convirtieron en movimientos sociales afines al MÁS (...) Se despertó El Alto con palos, piedras y, fundamentalmente, dinamita, hasta armas cortas y largas, aunque muy antiguas. El hecho insurreccional estaba listo, pero los dirigentes se encontraban lejos, en su cobardía placentera".
El artículo continúa con observaciones que pocos se animan a expresar, ya sea por conveniencia o porque les es incómodo ir contra la corriente. Nos recuerda que:
1. "Nada con Chile" no fue más que un pretexto" para derrocar al gobierno legítimo;
2. que los "bloqueadores de octubre quisieron sacrificar a la población de La Paz. Privándole de alimentos y de insumos de producción, le obligaron a ayudar ingenuamente a la entronización de un régimen totalitario en Bolivia;
3. que los "demonios armados de dinamitas, palos y piedras, algunos de los cuales asaltaron delincuencialmente una gasolinera en Río Seco" quedaron impunes;
4. y que "la clase media se aplazó ? facilitando el camino a sus auténticos verdugos, con amnistía forzada a los que quisieron matar de hambre a los niños y ancianos de La Paz."
Aquí quiero agregar que las hordas delincuenciales no sólo buscaron matar de hambre a las víctimas de octubre, sino a tiros. La evidencia presentada en el juicio apunta a que fueron insurgentes armados quienes dispararon a la población civil desde los techos de casas y edificios. Tal es el caso de la niña Marlene de Warisata, quien fue muerta por un proyectil de rifle Mauser que sólo pudo haber provenido desde donde disparaban los grupos armados que emboscaron los buses de turistas nacionales y extranjeros rescatados de Sorata.
Quiero agregar también que el proceso de Capitalización llevado adelante durante el primer gobierno de mi padre es la base sobre la cual la economía de Bolivia continúa funcionando y la razón por la cual Bolivia pudo gozar de la bonanza más grande de toda su historia colonial y republicana.
De no ser por la Capitalización de YPFB -tan demonizada por sus detractores- habría sido imposible desarrollar nuestras enormes reservas y en pocos años convertirnos en la segunda potencia gasífera de la región. Recordemos que esta gran riqueza gasífera fue la razón por la cual ingresaron miles de millones de dólares a las arcas del Estado a partir del auge de precios iniciado el año 2004.
Y es que con la Capitalización no se vendió absolutamente nada. Al contrario, se transfirieron las acciones de las empresas a los bolivianos y se invitaron a empresas internacionales a invertir capital, tecnología y conocimiento para crear empresas mucho más productivas y sólidas, en beneficio de los bolivianos.
Por primera vez en la historia es que se pudo decir que las empresas del Estado realmente pertenecían a los bolivianos y no a los gobernantes. Sin embargo, todo eso cambió con la mal llamada "nacionalización" que tan solo confiscó las acciones de los bolivianos mientras al mismo tiempo permitía a las empresas transnacionales operar en el país en condiciones mucho más beneficiosas para ellas y onerosas para el país. Irónicamente, así como la Capitalización no privatizó nada, la Nacionalización no nacionalizó nada.
Recordemos también que este innovador proceso económico nos ha permitido crear el Bonosol, cuyo actual valor indexado al tamaño de la economía debería ser por lo menos cuatro veces mayor al valor actual, injustamente congelado por el gobierno del MAS.
Frutos del proceso de Capitalización han sido también la Participación Popular y otras medidas de impacto social que se pudieron lograr en el periodo de gobierno del 1993 al 1997 y el Seguro Universal Materno Infantil (SUMI) que se lanzó en 2003.
Quiero agradecer la oportunidad de compartir brevemente algunos conceptos en el marco del debate democrático, libre y honesto que Bolivia se merece.
Me despido atentamente, expresando mi deseo de que Bolivia recupere la institucionalidad democrática.
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