El suplicio de Gladys Centeno en la búsqueda de justicia para su hijo
26 sep 2018
Fuente: La Paz, 24 (ANF)
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Desde el 15 de enero de 2011 hasta la fecha, siete años y ocho meses, Gladys Centeno, una empresaria de nacionalidad peruana radicada en Bolivia, no se ha detenido ni un segundo en su lucha por ver libre a su hijo, Renatto Cafferata.
El 1 de noviembre de 2012, el juez del Tribunal Quinto de Sentencia de Santa Cruz, Julio Nelson Alba Flores, sentenció a Renatto Cafferata (27) a 30 años de presidio, sin derecho a indulto, por supuestamente haber asesinado a la odontóloga MarÃa Rosario Castedo, su enamorada.
Desde entonces, Centeno recorrió todos los pasillos de órgano judicial, conversó con jueces, cuestionó a fiscales, denunció a policÃas. Acudió a un sinfÃn de autoridades, desde el presidente del Estado, Evo Morales, pasando por ministros hasta funcionarios subalternos para que escuchen su reclamo y hagan justicia, pero el muro de la impunidad se interpone: todos sordos. Se advierte en este proceso hasta xenofobia judicial. El lado oscuro de la justicia la invitó a negociar con elevadas sumas de dinero la acusación contra su hijo, pero ella lo rechazó.
"No ha habido un solo dÃa en que yo me detenga, de viajar, de ir y de venir realizando gestiones" por ver libre a mi hijo de esa acusación injusta, señala Centeno.
Ã?l aseguró su inocencia y dijo que vio salir a un hombre de la casa cuando llegaba, pero nadie le creyó. Fue llevado a instalaciones de la Fuerza Especial de Lucha contra el Crimen (Felcc) de Santa Cruz, desde entonces comenzó el calvario de su madre, Gladys Centeno, el incansable trajÃn en busca de justicia.
Ella recuerda que, enterada de lo sucedido, llegó a la Felcc junto a su esposo, y la policÃa los identificó inmediatamente y no los dejó pasar. "Dijeron que habÃan recibido una orden de que no entráramos, mi esposo llamó a abogados, pero ni asà nos dejaron entrar".
Renatto Cafferata estuvo incomunicado durante siete dÃas, Gladys dice que cuando lo pudo ver, ya en el penal de Palmasola, estaba golpeado. Fue torturado por los policÃas que le exigÃan que acepte su culpabilidad. Muestra fotos al respecto.
"Lo tiraron al piso, lo patearon, le pusieron una bolsa en la cabeza, trataron de asfixiarlo y buscar doblegarlo con el objetivo de que se incrimine, pero no lograron su propósito", cuenta Gladys de acuerdo a la versión de Renatto.
Las denuncias por las torturas a Renatto fueron denunciadas a la Felcc, en el juicio y a varias autoridades, pero nadie hizo nada. "Yo los denuncio con pruebas, con nombres y apellidos y cargos, pero no pasa nada", afirma Centeno.
Centeno relató que luego de hablar con su hijo fue con un abogado, quien le explicó el negocio del sistema jurÃdico. "Entre el verdadero asesino, que no tiene nada de nivel económico, y su hijo, que si lo tiene ¿Usted cree que la PolicÃa no se dio cuenta de eso? su hijo y ustedes ya tienen un precio, la PolicÃa no se va a desgastar en ir a buscar a un asesino que no le va a sacar ni un peso, la policÃa se va a dedicar a ustedes porque a ustedes si les pueden sacar el dinero que quieran, de aquà para adelante esto no se va a detener", y en efecto asà sucedió.
Con todo el incansable trajÃn que lleva adelante y la presión a la que es sometida, Centeno rompió la barrera económica, porque no hay dinero que alcance para cubrir el apetito voraz del sistema judicial; rompió la barrera del tiempo y de la vida misma que ya le cobró factura a su salud con una diabetes tipo 2.
La tarifa de la justicia
El dÃa en que Centeno puso un pie en la fiscalÃa comenzó a pagar y pasó a ser una tarifa para el sistema. Y en el caso de la sentencia de su hijo, "una tarifa que no pagó en su momento".
Centeno dice que el primer fiscal del caso, Luis Warnes Montaño, envió a un policÃa, en la misma fiscalÃa, quien les pidió 10 mil dólares. Les dijo a ella y a su esposo "arreglemos de una vez", eso sucedió el dÃa de la detención de Renatto.
Centeno relata que en la misma oficina policial le dijeron que si su hijo se declara culpable se arreglarÃan las cosas.
Ya en el proceso mismo, para cambiar la acusación de asesinato a homicidio debÃa pagar 10 mil dólares. "No lo hice y Renatto fue acusado por homicidio, sin embargo, fue sentenciado por asesinato", señala.
Cafferata fue acusado de matar a su enamorada con nueve puñaladas. El Tribunal Quinto en lo Penal tomó en cuenta las versiones diferentes y casi contradictorias de la tÃa, MarÃa Lorena Espinato, la sobrina, Katty Saldaña, quien le arañó el cuello a Cafferata, pero la fiscalÃa aseguró que el rasguño lo hizo la fallecida al defenderse del crimen.
El fiscal Olvis Eguez Oliva, ahora magistrado por Santa Cruz del Tribunal Supremo de Justicia, acusó sin pruebas consistentes, ya que los exámenes de ADN liberaban a Renatto, al igual que la prueba pericial realizada al cuchillo que salieron negativas.
El juez Nelson Alba Flores, quien vulneró los más elementales principios del debido proceso y afectó el derecho a la defensa, pese a ello dictó, junto a los demás jueces, una sentencia de 30 años de cárcel.
Cafferata y su hijo están seguros de que este fue el motivo del asesinato de Castedo. La madre afligida, demandó a las autoridades bolivianas a que tomen en cuenta esta sospecha y se investigue a profundidad, pero no le dieron curso.
Sospechosamente, pese a que la familia de Castedo sabÃa de los antecedentes de la relación con Flores, siempre inculpó a Renatto por la muerte de Rosario.
Todas las denuncias presentadas por seguir los conductos legales del proceso no dieron frutos, más de siete años de trajinar sin resultados y con puras negativas de las autoridades.
Luego de muchos trámites y años para agotar los recursos e instancias dentro del órgano judicial, Centeno vio una luz al final del túnel: un recurso al Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) prospera y en 2016 falla para que el Tribunal Quinto en lo penal, que llevó adelante el juicio oral, anule el proceso por haber vulnerado los derechos de Cafferata y ordena un nuevo juicio.
Pasaron más de dos años desde entonces y las autoridades competentes no cumplen el fallo. Al parecer, "la corrupción impregnó a todo el sistema judicial. Hay alguien que paga para que todo esto se mantenga asà en el caso Cafferata", afirma Centeno.
Gladys Centeno acudió a varias instancias del Ejecutivo en busca de justicia, pero las autoridades poco o nada hicieron por escuchar su pedido de ayuda. Ella cree que mucho tiene que ver en esto su nacionalidad, "a nadie le importa hacer justicia a un extranjero", como ya se lo hicieron ver en muchas instancias judiciales, incluido el sistema de salud.
Fuente: La Paz, 24 (ANF)
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