La denotación raza ha sido una palabra confusa y José Martí supo situarla en claro: "los hombres no tienen ningún derecho especial porque pertenezcan a una raza u otra: dígase hombre y ya se dicen todos sus derechos. El negro por negro no es inferior ni superior a ningún otro hombre".
Martí nos indujo a través de la lectura de sus obras a una comprensión muy intelectiva de lo que bullía en su noble espíritu y fustigaba "peca por redundante el blanco que dice "mi raza"; peca por redundante el negro que dice "mi raza".
Aquí Martí utiliza la palabra redundante con precisión semántica pues "mi raza" es emplear palabras innecesarias para connotar una idea que ya es deducible por contexto, pues todo lo que divide a los hombres y mujeres como la expresión "mi raza" es excluyente porque todo lo que los específica, aparta o acorrala es una ignominia contra la humanidad.
Martí cavilaba ¿A qué blanco sensato se le ocurre envanecerse de ser blanco y que piensan los negros del blanco que se envanece de serlo y peor, que tiene derechos especiales? Por ello constituye una verdad incontrastable que la insistencia en las divisiones de raza, en las diferencias de raza, de un pueblo naturalmente dividido, es impedir y dificultar a sabiendas la ventura y la felicidad pública y la individual que se erigen en el acercamiento mayor de los factores que han de vivir en común.
¿Qué es el racismo entonces?, si se cree y afirma que en el hombre no hay culpa aborigen ni virus que lo impida o inhabilite para desarrollar todo su espíritu de hombre, se dice la verdad; se dirá y se demostrará porque la injusticia en este mundo es considerable y la ignorancia que pasa por la sabiduría; y aun así hay quién crea al negro incapaz de la inteligencia y corazón del blanco: y si a esa defensa de la naturaleza se la llama racismo.
No hay atisbo de duda sobre la intencionalidad diáfana de los conceptos elevados de este poeta-literato, que era la concepción de la Patria Grande Latinoamericana, empero, su aguda visión de los problemas sociológicos identificó que en Latinoamérica debería eximirse la desagregación de razas enarbolando su inexistencia para que radique y sea una inherencia en el espíritu de los hombres libres.
Todas las concepciones de igualdad proceden de la esencia del Creador, sin prevalencias de razas ni prejuicios pues ello genera paz. En nuestro país con su excepcional y rica diversidad la Constitución nos iguala, pero es un deber moral corporizar la letra con actitudes.
La inclusión fue para ese noble fin una acertada medida debido a que la igualdad respecto al otro estaba adormilada y todavía influenciada por elites cuya vida se sustenta en la preservación de las clases, discriminaciones y prejuicios.
(*) Abogado, postgrados en Interculturalidad y Educación Superior, Arbitraje y Conciliación, Alta Gerencia para abogados (UCB-Harvard), Derecho Aeronáutico, Docencia en Educación Superior, doctor honoris causa(IWA-Cambridge University,USA).
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