La economía del país no está para gastos innecesarios, pues es muy clara la reducción que se presenta en las reservas internacionales, así como un desmedido crecimiento en la deuda externa, por lo mismo hay una crisis que merece un control especial, que sólo puede lograrse con un rígido plan de austeridad, según el enfoque de entendidos en materia económica y de expertos en programas financieros, que han estado observando el movimiento de nuestras finanzas y el comportamiento de controles con relación al PIB, pero además con especial preocupación, la disminución de nuestras reservas internacionales.
El sector empresarial más próximo a la realidad de la economía vigente, a través de los ejecutivos de diversas organizaciones, entre estas las cámaras de industria, comercio, exportaciones y otras que sienten de manera directa las consecuencias de limitaciones en los sistemas productivos, un bajón en sus ventas nacionales y en las exportaciones, además de confrontar presiones tributarias internas y una fuerte competencia generada por la introducción en el mercado nacional de productos, especialmente argentinos con una diferencia de precios debido al cambio monetario en ese país y la rigidez en esa materia en el nuestro.
Otro factor preocupante es el relacionado con las reservas del gas boliviano, teniendo al frente compromisos de exportación con Brasil y Argentina y sin contar fehacientemente con una reserva probada que garantice esa provisión, pero además que asegure la provisión energética interna, dadas las condiciones de crecimiento del consumo de gas domiciliario a nivel nacional y la perspectiva de utilizarlo como sustento imprescindible en la industria siderúrgica del Mutún y que no falte en el proyecto del litio en el salar de Uyuni.
Si bien se mantiene algún índice favorable en el crecimiento del PIB regional, no es menos cierto que ha bajado el porcentaje y rebajado el monto de las reservas con un preaviso real que debe llamar la atención del ente emisor, el Banco Central de Bolivia, para que en ese nivel se dispongan correctivos dirigidos a encauzar un programa de austeridad efectiva, en previsión de tiempos críticos con menos ingresos y más deudas.
No se puede negar que seguimos confrontando en el país un alto porcentaje de desocupados, otro tanto de familias en extrema pobreza y un enorme contingente ciudadano que se "las ingenia" para salvar la subsistencia familiar con las limitaciones propias de un sistema desigual que favorece a ciertos sectores, como la administración pública, pero mantiene a otros en límites de sobrevivencia extrema.
La crisis económica nacional es un hecho tangible, no pueden desconocerse algunos aspectos que con toda evidencia alteran el desarrollo de varios proyectos, especialmente en distritos fuera del "eje central" donde las asignaciones son más limitadas e increíblemente son mayores las necesidades de orden socio comunitario.
Se han mencionado inversiones importantes, por ejemplo, en el caso de salud pública para la construcción de más de una decena de centros hospitalarios, algo que ha creado expectativa ciudadana, pero cuyo cumplimiento se pone en duda si no se definen políticas de austeridad para dar mayor importancia a los proyectos de orden social, además de salud, educación y seguridad ciudadana. Un reto a la voluntad de los altos ejecutivos del sistema financiero nacional.
Fuente: LA PATRIA
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