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Lunes 24 de septiembre de 2018

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Mundo - Internacional

El Papa Francisco, frente a los horrores de la KGB y la Gestapo en Lituania

24 sep 2018

Fuente: Vilna, 23 (EFE)

Por: Cristina Cabrejas

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"Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?" fue el lamento de Francisco, después de visitar hoy (ayer) en Vilna las celdas donde miles de personas fueron detenidas y torturadas por los servicios de seguridad de la KGB y la Gestapo. En su segundo día en Lituania durante su viaje por los países bálticos, el Papa acudió al actual Museo de la Ocupación y las luchas por la Libertad, utilizado durante años como cuartel de la KGB y que después ocupó la Gestapo, en los cincuenta años de ocupación soviética y los tres de invasión alemana.

Descendió a los infiernos de los sótanos del edificio, donde se encontraban las celdas en las que se encerraba y hacinaba a los disidentes, opositores, a quienes se negaban a delatar y a los católicos y luteranos que denunciaban los abusos del régimen.

Algunas de las celdas de aislamiento medían solo 60 centímetros cuadrados, para que el prisionero no pudiera ni sentarse y no había baños solo un cubo para que el hedor fuera insoportable. Todo esto ha quedado intacto y se puede ahora visitar para que las próximas generaciones no olviden.

El Papa recorrió los angustiosos pasillos subterráneos y entró a las celdas 9 y 11, en la última de las cuales encendió una vela en memoria de todas las víctimas.

Después visitó también la llamada sala de las ejecuciones, mientras el obispo de Vilna, Gintara Grusas, le explicaba algunas de las terribles historias vividas entre esas paredes.

"En este lugar conmemoramos a las personas que sufrieron como resultado de la violencia y del odio y a quienes sacrificaron sus vidas por el bien de la libertad y de la justicia, he rezado a Dios todo poderosos para que dé a Lituania el don de la paz y la reconciliación", escribió el Papa en el libro del museo.

Víctimas que fueron interrogadas y encarceladas, como el beato Teofilius Matulionis o el obispo Vincentas Boriseviciu, en proceso de canonización, detenido en esta cárcel primero por la Gestapo nazi por ayudar a los judíos y después por la NKVD (el nombre de entonces de los servicios secretos soviéticos) que le ordenó ejecutar en 1946 al negarse a colaborar y delatar a personas.

"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Tu grito, Señor, no deja de resonar y hace eco en estas paredes que recuerdan los padecimientos vividos por tantos hijos de este pueblo", exclamó Francisco citando las palabras que, según la Biblia, dijo Jesucristo mientras agonizaba en la cruz.

"Lituanos y provenientes de diferentes naciones han sufrido en su carne el afán prepotente de quienes pretendían controlarlo todo", dijo el papa a la salida del monumento que recuerda a las víctimas de la represión.

Fuente: Vilna, 23 (EFE)
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