Elementos del discurso de lo femenino en la Ilíada y la Odisea

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Los elementos que contribuyen a la elaboración del discurso de lo femenino en la Ilíada y la Odisea y que conforman el tipo ideal de mujer y la mujer como objeto material se entretejen continuamente. Los elementos del discurso de lo femenino que se refieren como positivos al diseño del tipo ideal de mujer, se articulan de forma diferente con otros elementos que aparecen en el discurso sexuado; por ejemplo, la belleza está articulada con la mujer como objeto material; la virginidad y la castidad están relacionadas con el honor del hombre y a la vez con el valor que se da a una mujer dentro del discurso sexuado.

Las variables de castidad y virginidad que aparecen en el discurso de lo femenino bajo la categoría de tipo ideal de mujer, se articula con las del honor, poder, prestigio, que aparecen en el discurso de lo masculino.

Los elementos del discurso que se refieren negativamente el tipo ideal de mujer son aquellos que transgreden lo establecido, son actitudes de la mujer como el engaño y la mentira. Cuando la mujer toma una iniciativa y actúa, deja de ser pasiva y obediente. Se describe que a través de la mentira y el engaño, ejerce un poder que no le corresponde, y por este hecho su imagen -dentro del discurso sexuado- se vuelve negativa, hallándose sujeta a un posible castigo. En el tema del engaño, los elementos del discurso que enuncian el engaño hecho por el hombre a la mujer, reciben un enfoque distinto. No es la maldad del hombre, sino la poca inteligencia de la mujer, lo que permite que se realice el engaño. Así, el engaño es juzgado en el discurso sexuado de forma asimétrica, según entre en el discurso de lo femenino o en el de lo masculino.

La mentira también se presenta en dos variantes: se puede mentir por gozo personal -tal es el caso de Ulises- o por necesidad y debilidad -tal es el caso de Penélope.

La mujer como objeto material se articula como el discurso con el tipo ideal de mujer, porque el objeto deseado es un objeto bello y quienes tienen mayor valor como objetos en el discurso son las mujeres bellas. La belleza está relacionada con la edad de la mujer. Las mujeres jóvenes tienen mayor valor, porque son las que tienen algunos de los indicadores de belleza que se describen como el tipo ideal.

El trabajo de las mujeres dentro los acontecimientos del discurso es una especie de telón de fondo: no es el tema principal de las obras, ni mucho menos trascendental para el desarrollo de la trama. Son situaciones narradas para enmarcar al personaje mujer.

Dentro del discurso de lo femenino, la maternidad aparece como estrategia que determina la presencia de la mujer para cubrir una serie de necesidades colectivas de reproducción y afectividad. Los conceptos discursivos de esta estrategia son: las caricias, la ternura, los consejos de resignación, la protección y el amor incondicional. En el discurso de Homero, las mujeres no pueden querer a nadie como a sus hijos. Hay un doble vínculo de obligación y afecto hacia los hijos. Las relaciones madre-hijo/a están presentes no sólo en las morales, sino también en las inmortales. Las mortales son, además, madres nutricias. En ocasiones, la mujer es representada como vientre y el parto como algo doloroso.

La relación que la mujer tiene con el poder es mínima. La mujer como objeto deseado es el objeto conquistado. La mujer tiene un valor referido al parámetro del tipo ideal que ella representa especialmente lo que se resalta valorativamente es la belleza. La conquista de la mujer como objeto se lleva a cabo en la Ilíada por medio de la violencia. El jefe tiene como prerrogativas escoger a la mujer más bella, ser el primero en escoger, y también apropiarse de más mujeres. Frente a una circunstancia, la mujer debe responder con resignación.

El valor de la mujer depende de su clase social su lugar de origen, su belleza y su virginidad. Su relación directa con la toma de decisiones no está presente en el discurso sexuado de La Ilíada y La Odisea.

EN LA TEOGONÍA Y EN TRABAJOS Y DÍAS,

HESÍODO

Se puede decir que los conceptos discursivos del discurso sexuado en Hesíodo son fundamentales aquellos relacionados en primer lugar con los fenómenos de la naturaleza y con el pensamiento abstracto; en segundo lugar, todo lo que se refiere a la procreación, y en tercer lugar, los relacionados al poder propiamente dicho. Hesíodo no construye solamente el discurso de lo masculino y lo femenino, sino que construye asimismo un discurso que se puede definir como "andrógino".

Los fenómenos de la naturaleza y el pensamiento abstracto en la personificación cosmogónica pasan a formar parte del discurso sexuado. La noche, la oscuridad, es mujer, sus connotaciones se relacionan con lo oscuro, lo oculto, lo misterioso, y también con una serie de abstracciones que Hesíodo le atribuye el haberlas parido sola: la burla, el lamento, la vejez, la discordia, la ternura, el engaño; estos aspectos, dentro el discurso sexuado, forman parte del discurso de lo femenino. Así, esta forma del pensamiento abstracto sexuado en el discurso se articula con la valoración que el narrador hace del bien y del mal. El mejor ejemplo de esta valoración del bien y del mal se pone de manifiesto con las Erides, que aparecen en el discurso como hijas de la noche, si son negativas, e hijas de Zeus cuando son positivas.

La Eris negativa hija de la noche es madre también de: la fatiga, el olvido, el hambre, los dolores que causan llanto, los combates y guerras, las matanzas y masacres, las mentiras, los discursos, las ambigüedades, el desorden y la destrucción. El asociar estos conceptos discursivos con una hija de la noche se connota negativamente, a la vez que se asocia directamente con el discurso de lo femenino.

Dentro el discurso sexuado, la lucha entre el bien y el mal en Hesíodo está ligada, por un lado, a esas diosas terribles hijas y nietas de la Noche, y por el otro, a las hijas del padre, hermanas o esposas de los héroes. Esta dicotomía se halla ligada también a la debilidad y a la fuerza. Es decir, por un lado, están unidos el bien y la fuerza, y por el otro, están ligadas la debilidad y la maldad.

Uno de los elementos básicos en la construcción del discurso de lo femenino en la Teogonía de Hesíodo es la maternidad:

a) No se trata sólo del hecho de parir, sino también de la relación que se mantiene con el ser parido.

b) La madre incita a los hijos al desacato contra el padre; es decir, que es la autora intelectual de un crimen contra un hombre superior. Sin embargo, no se le reconoce la autoría, siendo el hijo el único castigado. El discurso aparece como asimétrico.

c) En la lucha por el poder contra el padre, la mujer es una aliada circunstancial de los hijos.

Dentro del discurso de lo femenino se articula el poder con la maternidad. La mujer actúa movida por las necesidades de sus hijos: es el único caso en que ella toma la iniciativa. Lo negativo, en el discurso de lo femenino es la traición al padre, por parte de la madre y los hijos. La oposición al padre es su castración; sólo un hijo de "mente retorcida" puede hacerlo.

A partir de la castración de Uranos se marca la posterior descripción de lo que deben ser las mujeres, y de su sexualidad. En la disyuntiva del bien y del mal hay dos posibilidades para el discurso de lo femenino: la mujer es, o sumisa y obediente, nutricia y guardiana de los hombres, o es su enemiga peligrosa. El discurso plantea estos separando a aquellas mujeres que son hijas del padre y a las que son hijas de la madre.

Las formas en que se manifiesta la negatividad del discurso de lo femenino en la anécdota de la castración de Urano son las siguientes:

a) La mujer actúa impulsada por su naturaleza, su deseo de parir.

b) La madre y los hijos son aliados. El nacimiento de los hijos es un peligro para el hombre, quien teme perder su poder por razón de los hijos que engendra.

c) La mujer traiciona al padre de sus hijos. Los hijos también son traicionados por sus madres.

d) La lucha por el poder entre los hijos y el padre se da siempre con la madre como intermediaria, como el agente que desencadena la lucha; en otra forma, la mujer es la causa del conflicto entre los hombres. En el discurso asexuado de Hesíodo, el conflicto es entre el padre y el hijo.