Y dale con la refundación� y no con la reestructuración

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Transcurren más de cinco años en una pretendida intención de cambiar la imagen de la estatal Corporación Minera de Bolivia (Comibol) y de ese tiempo por lo menos tres en una absurda polémica entre "reestructurar" la empresa como lo recomiendan los expertos y profesionales de la materia, incluso los trabajadores mineros sindicalizados y no "refundar" la entidad, lo que significaría un cambio en su denominación y un largo proceso burocrático para aprobar su nombre, sin que esa sea la solución a la crisis institucional que está retrasando el despegue de nuestra minería y metalurgia.

Hace pocos días atrás el ministro de Minería, César Navarro, durante un acto público respondió consultas sobre la actividad minera nacional incluyéndose interrogantes sobre la suerte de la Comibol, la autoridad eludió las preguntas y respondió sin precisión, señalando que "este año sí o sí" se terminará "el tema de Comibol, aunque no especificó claramente cómo encarará el proceso de "reestructuración" que es lo esperado en niveles laborales y entre los expertos de la actividad minera.

La reestructuración de Comibol se anunció hace dos años atrás, como otro adelanto que tampoco se concreta aunque se dijo que "todo está a punto" y en ese contexto se tendrían que dar las pautas necesarias sobre los cambios importantes que se aplicarán en la estructura funcional de la estatal minera, dirigiendo las innovaciones a facilitar el trabajo práctico de un equipo profesional que disponga las bases de una política minera agresiva, pero al mismo tiempo utilitaria en la medida del crecimiento que requiere el sector, incluyendo la metalurgia que son partes importantes para dar el salto a la sistemática industrialización de todos los concentrados que laboriosamente obtienen nuestros mineros.

El problema que confronta Comibol, es que en su actual estructura predomina un alto porcentaje de personal "administrativo o de apoyo" y no estrictamente profesional y técnico del ramo que elaboren y desarrollen proyectos de habilitación de nuevos yacimientos, cumpliendo las fases de prospección y explotación, pero además estableciendo condiciones apropiadas para diversificar la producción en los todavía rendidores yacimientos de minas como Huanuni, Colquiri, Corocoro y otros donde faltan programas técnicamente innovados para mantenerlos en rendimiento positivo.

Hay que descartar de una buena vez esa idea de "refundar" la Comibol, pues ya se observó el caso y se admitió que tal opción lleva a una serie de gestiones burocráticas que al final, cambian una denominación, pero lamentablemente no remueven el sistema anquilosado que aún persiste. Comibol, al reestructurarse, debe convertirse en una nueva empresa, emprendedora con programas definidos y de segura ejecución, respaldados por experiencia y capacidad profesional.

Posiblemente sea necesaria la apertura de sucursales en varios países con el objetivo de internacionalizar el comercio de nuestros minerales y metales, esa fue una idea de tiempo atrás, pero no se dio ningún paso en ese sentido y solo se procedió al cambio de personal superior, reemplazando en algunos casos como el de la gerencia departamental en Oruro, con un profesional arquitecto y no uno de la materia que posea la suficiente experiencia para desarrollar emprendimientos de alta minería.

Para definir este caso, es importante recordar que fue la Fstmb, que planteó la reestructuración de la Comibol, descartando su inútil "refundación".

Fuente: Medios. PM.