Uno de los mayores tratadistas del Derecho, Guillermo Cabanellas, definió el error, desde esa ciencia, como "el vicio del consentimiento originado por un falso juicio de buena fe, que en principio anula el acto jurÃdico cuando versa sobre el objeto o la esencia del mismo".
Una cosa es segura: si la justicia boliviana ya estaba herida de muerte con antecedentes de inocentes encarcelados -y con el agregado de un Tribunal Constitucional que emitió una resolución contraria a la Constitución-, este escabroso caso ha terminado de matarla.
Con la justicia tal como está, Bolivia no es un Estado de Derecho. Existen jueces y fiscales que no ofrecen garantÃas de un debido proceso y, en lugar de administrar justicia, hacen exactamente lo contrario.
El estudio de la historia se basa en documentos originales y entre estos se reconoce a los que son generados por las personas, especialmente cuando dilucidan sus controversias ante autoridades judiciales. Por eso es que las escrituras notariales y otros documentos generados por movimientos judiciales son tan apreciados por los historiadores.
No se trata simplemente de torcer la ley. Este tipo de actuaciones dolosas tienen consecuencias y si las personas logran eludir el juicio de sus similares, no podrán escapar al juicio de la historia.
(*) Premio Nacional en Historia del Periodismo
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