Museo de Orsay de París reivindica el Picasso anterior al cubismo
17 sep 2018
Fuente: París, 16 (EFE)
Por: María D. Valderrama
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Dispuesto a actualizar el sentido de la historia del arte, el Museo de Orsay de París presenta una atrevida exposición en la que busca reivindicar los periodos azul y rosa de Pablo Picasso, empañados por el impacto que causó la llegada del cubismo de la mano del propio artista malagueño.
"Picasso: bleu et rose", que abre sus puertas al público el próximo martes, es la primera exhibición dedicada a los periodos iniciales del artista malagueño en Francia, donde desarrolló parte de esta colección entre 1901 y 1906.
A partir de los años 30, estas obras suscitaron el interés de coleccionistas y galeristas, siendo hoy las más buscadas y mejor pagadas.
También las más difíciles de reagrupar para poder contar al público que, en contra de lo que se cree, aquellos años no fueron solo una transición.
"Para los historiadores del arte la ruptura del cubismo fue considerada la entrada en la Modernidad e impidió mirar los períodos anteriores. Es un ejercicio de rehabilitación y de mostrar que desde sus años más jóvenes hubo una voluntad de entrar en la Modernidad", contó a Efe Claire Bernardi, comisaria de la exposición.
Durante los últimos cuatro años, esta teoría ha guiado el trabajo de los especialistas del Museo Nacional de Picasso de París y del Museo de Orsay, al que paradójicamente llegó el malagueño en 1900 cuando se acaba de inaugurar la estación de trenes de Orsay para la Exposición Universal.
Quizá por este vínculo anecdótico, casi sentimental, el presidente del Museo Picasso, Laurent Le Bon, consideró que esta muestra "solo podía estar aquí".
"Contamos con obras de arte procedentes de museos de Estados Unidos, España, Francia, Rusia y de numerosas colecciones privadas, que nos dan la oportunidad de presentar este conjunto como no lo veremos nunca en nuestra vida", anotó Le Bon.
Con una escenografía sencilla, la exposición abre con "La mujer con el abanico" (1905), el cuadro que se transformó en icono de la última gran exhibición de estos períodos, que acogió la National Gallery de Washington en 1997.
Después, y a lo largo de quince amplias secciones, el equipo francés revisa la evolución de un artista que incluso en su más prematura madurez se retrató como un pintor orgulloso y determinado, inspirado en las técnicas de artistas como Toulouse-Lautrec, Van Gogh o Degas.
El Museo recupera por ejemplo sus retratos de sus referentes españoles, como Ramon Casas, Santiago Rusiñol o Frederic Pujulà, a los que dedicó unas pequeñas composiciones con tinta y pastel, y recuerda el restaurante de "Els Quatre Gats", en Barcelona, frecuentado por el malagueño.
Aquellos años de júbilo, en los que Picasso viajaba a menudo entre Barcelona y París, parecieron frenarse bruscamente con el nacimiento del período azul, obra emotiva pero también sombría y nostálgica por el impacto que le causó el violento suicidio de su gran amigo Carlos Casagemas (Barcelona, 1880 - París, 1901).
"Picasso era muy joven pero muy maduro y la muerte entró de lleno en su universo. Siempre hay esta tensión en su obra entre las pulsiones de la vida y la muerte, como se ve en las corridas o en las caricaturas eróticas que realizó al mismo tiempo que las obras azules que hablaban de la muerte", comentó la comisaria Bernardi.
Fuente: París, 16 (EFE)
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