Viernes 14 de septiembre de 2018
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Editorial y opiniones
EDITORIAL
La inspección vehicular
14 sep 2018
Los observadores, algunos piden mayor número de puestos de inspección, en cambio otros con experiencias recogidas en el exterior, sin ir muy lejos en paÃses vecinos, señalan que la tarea de "revisión vehicular", no sólo inspección, debe estar a cargo de técnicos de la materia y efectuarse en talleres debidamente habilitados para el efecto, bajo control policial, pero con responsabilidad y garantÃa de profesionales.
Un proceso de control del estado de los vehÃculos de transporte público y de los particulares que se produce dos veces al año y se cumple en plazos especiales que determina la PolicÃa Operativa de Tránsito en cada distrito, que además recauda un interesante ingreso por el pago obligatorio, ahora mediante el sistema bancario, que efectúa cada propietario o chófer de una movilidad.
El caso es que para el cumplimiento de esa medida, se forman largas filas de motorizados en sitios definidos para la inspección en diferentes zonas de la ciudad y que casi como norma negativa, están con poca asistencia los primeros dÃas de control y con exceso de motorizados los últimos dÃas en que el trabajo de los funcionarios policiales se triplica y no alcanza para satisfacer la retrasada demanda del servicio que "legaliza" si vale el término, mediante una roseta la circulación de los motorizados.
La inspección vehicular se cumple casi siempre con una ampliación de plazo para los atrasados, una mayorÃa que bien pudo aprovechar los dÃas de poca asistencia y cumplir con la irrenunciable tarea de control, técnico-mecánico de las unidades motorizadas, especialmente las que cumplen servicios de transporte de pasajeros en la ciudad y en viajes nacionales e internacionales, lo que supone una prolija revisión de elementos claves en el funcionamiento regular de cualquier motorizado.