Viernes 02 de julio de 2010

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A cien por hora, a cien artículos e incisos por hora los veloces y eficientes Parlamentarios de la Asamblea Legislativa del Estado Plurinacional, Multicolor y Folclórico aprobaron la Ley Electoral sufriendo muchos de ellos el efecto de la “makurka” en sus manos y brazos.
Agradeciendo ese sacrificio muscular, el Presidente Evo Morales promulgó inmediatamente la Ley que permitirá su reelección por sécula seculorum, amén con lo que no nos queda a los indígenas y a los periodistas más que ir a quejarnos a Gardel o ir a filosofar a los yuyos.
¿A quién me podré quejar…? Mi único paño de lágrimas es mi comadre Macacha y hasta ella llegué para contarle mi infortunio llorando sobre sus hombros hasta que ella sacó una “mankancha” limpio de un armario y me dijo “límpie sus mejillas con esta mi enagua que está impoluta”, agradeciéndole por su solidaridad con mi desgracia.
Cuando concluyó provisionalmente mi llanto, ella me aclaró que no era Gardel ni pariente del cantor argentino para quejarme de manera tan copiosa y que me quejara a el periódico para denunciar los atropellos a la libertad de expresión que contenía la mencionada ley electoral, como la prohibición a los periodistas de entrevistar a los candidatos electorales sin autorización del Organo Electoral Plurinacional.