Demanda marítima y el fallo de la Corte de La Haya

El fallo que emita el Tribunal de La Haya sobre la demanda marítima boliviana para conseguir un acceso libre y soberano al Pacífico por Chile, vuelve a ser tema en el escenario internacional y sube la tensión, porque ahora nuestro vecino canceló la XV reunión de fronteras con sus pares bolivianos, por lo que el presidente Evo Morales acusa a La Moneda de suspender la cita, esgrimiendo "falsedades".

El Estado Plurinacional manifiesta que Chile "tiene una política de dilación hacia Bolivia", situación que hacer ver la poca predisposición del país del Mapocho para buscar una solución concertada al diferendo marítimo con nuestro país. Eso permite establecer que la política internacional de Chile, con relación a Bolivia es poco acertada, puesto que se practica la dilación en el relacionamiento oficial y diplomático.

En la larga lucha de la reivindicación marítima boliviana, bien se podría aplicar otra estrategia que dio resultados favorables, como llegar a la Corte Internacional de La Haya, con el fin de lograr el reconocimiento pleno de este derecho. En ese sentido la Cancillería de Bolivia tiene que ser firme y debe existir la suficiente voluntad política para reclamar lo que es justo: Exigir que Chile reconozca nuestro acceso libre y soberano a las costas del Pacifico, puesto que no se debe considerar como un "acto de buena fe", sino el reconocimiento de un derecho conculcado por la fuerza, donde nuestro país perdió su territorio.

La postura boliviana -sin embargo- resulta ser poco convincente cuando los "estrategas" del Estado Plurinacional quieren establecer un corredor biocéanico que una el Pacífico con el Atlántico por Perú y el Brasil, lo que significará renunciar tácitamente a la causa de la reivindicación marítima inscrita en nuestra Constitución Política, donde el mandato es claro en el Artículo 267 y establece que "el Estado boliviano declara su derecho irrenunciable e imprescriptible sobre el territorio que le dé acceso al océano Pacífico y su espacio marítimo".

Se entiende el acceso al océano Pacífico sobre su territorio conculcado por la fuerza para así recuperar su espacio marítimo, tomando en cuenta que además la Carta Magna instruye "la solución efectiva al diferendo marítimo a través de medios pacíficos y el ejercicio pleno de la soberanía", por lo que la Cancillería está obligada a establecer el primer corredor biocéanico por Oruro, para tener un acceso directo a las costas el Pacífico, que resulta ser la base de una negociación internacional, en función de las necesidades que tiene Bolivia para superar su enclaustramiento marítimo.

Pretender una salida pacifista que plantea la justa demanda a través de "caminos concertados por las normas jurídicas internacionales y el principio de la buena fe" al parecer no sería la ruta más indicada, sino más bien tener presencia plena en los tres puertos del Pacífico. En función del Tratado de Paz y Amistad de 1904, los puertos de Arica y Antofagasta y en base al Tratado Comercial complementario el puerto de Iquique, siendo el paso natural el departamento de Oruro, que su capital posee por su estratégica ubicación geográfica, el distribuidor natural de este gran corredor que debe darle vigencia al Occidente del país, para mantener viva la demanda marítima boliviana.

En otra ocasión analizamos este tema y hoy es importante reiterar que si se quiere preservar la soberanía de Bolivia lo primero que tiene que hacer el Presidente del Estado Plurinacional, Evo Morales Ayma, es dotar de moderna infraestructura y medios de subsistencia a los pobladores de la amplia frontera boliviano-chilena, para sentar soberanía a fin de evitar que los niños y jóvenes de nuestro país tengan que acudir a las escuelas y los servicios de salud del vecino país, siendo obligados a tener una doble nacionalidad para gozar de esos beneficios en Chile.

Ahora la estrategia tiene que ser efectiva y clara ya que se acudió al máximo tribunal internacional, donde con absoluta seguridad se emitirá una resolución que obligue a una negociación binacional, para recuperar el derecho irrestricto y soberano a las costas del Pacífico, para lo cual debemos crear las condiciones adecuadas.

Lo que tenemos que tener como evidencia es que en definitiva el Norte de Chile sobrevive a través del comercio con Bolivia, ignorar ese hecho sería como querer negar nuestro derecho de retornar a las costas del Pacífico, aunque un ex comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, Tito Gandarillas, pidió trasladar las exportaciones que se realizan por puertos chilenos al puerto peruano de Ilo, lo que daría lugar a un craso error, porque demuestra que los propios jefes castrenses no tienen convicción para reclamar por nuestro enclaustramiento marítimo.

Recuperar nuestra "calidad marítima" no es dejar al usurpador nuestro territorio, sino mantener viva la demanda multilateral que está vigente en concierto de las naciones del mundo que apoyan la causa marítima boliviana, lejos de "un puerto generosamente cedido por nuestros hermanos peruanos", como asegura el jefe militar que seguro desconoce la lucha reivindicatoria boliviana en contra de la geopolítica expansionista de Chile y tampoco reviso nuestra Constitución, para confrontar la política de dilación que aplica Chile, como único mecanismo de autodefensa, frente al derecho irrenunciable de los bolivianos, que exigimos una salida libre y soberana a las costas del Pacífico.

(*) Periodista